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EL EMPERADOR.

Cuatro.

 

Harto de ser hueco oscuro de tiempo indescifrable, decidió tomar acción ante lo inevitable. Harto de escuchar lamentos de gente inconforme por el trabajo que hacía todos los días, anunció su retiro indefinido.

—Cerrado hasta próximo aviso—. les dijo con silencio abrumador.

Todos perdieron el control al notar que él ya no estaba.

—¿Se habrá ido de vacaciones? ¿Cuándo volverá? ¿Dejó una nota explicando el por qué se retiraba? ¿Dijo si alguien tomaría su lugar?— replicaron los angustiados clientes. Una cosa era quejarse por el mal servicio y otra muy diferente era estar desamparados sin anticipación del abandono.

Se hizo una huelga mundial; dijeron que no estaban de acuerdo, desde Francia hasta Israel, Argentina y Alaska, por fin todos los países tenían algo en común, no iban a permitir una injusticia más.

Una situación similar sucedió cuando la gente se había dado cuenta que Dios los había dejado a su suerte; se percataron que estaban indefensos ante una idea mitológica que el mismo ser humano se había creado para no sentirse solo.

¿Pero él? ¿Qué harían sin él? Esa actitud desalmada no la esperaban, nadie lo pudo haber anticipado.

Quemaron basura, gritaban, creaban videos en redes sociales mientras reclamaban su derecho básico de ser escuchados. Llantos, sketches, rituales, no había límites a la hora de exigir lo que les pertenecía por el simple hecho de estar vivos.

En Tik tok, expertos en el tema daban sus predicciones. Instagram estaba repleto de gente que hacía “en vivos” para discutir qué pasaría si él no volvía. Facebook seguía siendo un lugar neutral repleto de memes, mientras que en los canales de televisión se esparcía el miedo de conductores fatalistas pagados por el gobierno.

Al pasar las semanas, perdían esperanza ante la incertidumbre de su destino.

—¿Qué es eso de estarme culpando de todos sus problemas? Que se quejen en internet, así como lo hacen por todo—. Estaba decidido, no trabajaría ni un día más hasta que le dieran su lugar.— ¡Qué se las arreglen solos! A ver si muy chingones!—

Varias personas, entre ellas una mexicana llamada Michelle, quedaron pensativos sin reacción.

No es que necesitaran que él fuera a trabajar; lo ansiaban, lo esperaban, lo extrañaban. No es lo mismo querer que necesitar.

La noche ciento trece de huelga sin él, Michelle tomó una vela, la prendió, se hincó y suavemente, con pausas en las que sentía pasar la sangre desde la mente hasta el corazón y viceversa, impulsando aire con la ayuda de sus pulmones, dijo una pequeña oración.

—Nos gustaría que estuvieras de regreso. Sin ti, todo es miedo.—

Al despertar, Michelle encontró prendidas todas las luces de su casa. Lo tomó como un descuido de su parte. La noche ciento catorce, al regresar del trabajo, prendió otra vela y repitió el mantra del día anterior. Se aseguró de apagar todas las luces antes de irse a dormir. Se acostó boca arriba mientras una lágrima salió de su ojo izquierdo.

—No nos desampares, tú no, tú no por favor— le imploró.

Despertó a las ocho de la mañana para ir a trabajar, pero escuchó en las noticias que el metro y todo transporte público estaría cerrado por las incesantes huelgas.

Al abrir el refrigerador para hacer el desayuno, se dio cuenta que todas las luces estaban prendidas de nuevo.

La noche ciento quince hizo el mismo ritual; vela, oración, lágrima, irse a dormir. Cada mañana, el resultado similar, las luces prendidas al despertar.

Así consecutivamente hasta la noche trescientos treinta y uno.

Michelle no prendió vela ésta vez. Enojada, cansada, con pocos ahorros en la cuenta bancaria ante extrema desesperación, abrió la ventana de su recámara para asomarse en ella y ver el cielo vacío.

—¿De qué sirve prender la vela si tú vas a prender la luz en la mañana? ¿No lo entiendes? ¡Yo puedo prender la luz!—. Michelle lloraba con angustia— ¡Se te pide otra cosa! ¡Entiende, carajo!—

Al día siguiente, cuando Michelle despertó, no habían luces prendidas. No había electricidad en ningún rincón del mundo. Así fue como el primer apagón tomó forma. Adiós televisión, celulares, electrodomésticos, transporte; si querían luz, tendrían que buscarla.

El universo, emperador de manto galáctico, estaba firme con su decisión; no iba a aceptar maltratos de semejantes y malcriados; sus gritos y reclamos serían ignorados.

O aprendían a encender la luz por ellos mismos o seguiría la huelga.

 

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Dedicado a Michelle Rodriguez que me enseñó a hablarle con respeto al universo para poder ver las estrellas.

 

 

EL LOCO.

Sin número. Cero.

 

De él se rumoraba todo; había sido un galante don Juan, un rico desalmado, un pobre desgraciado, pirata, empleado tabacalero, un jinete experto, hijo, padre, hermano, todo en uno.

El corazón del pueblo le llamaba “El loco.”

Leía el día entero y en el kiosko del centro, a las siete de la noche llegaba a contarle a todos su descubrimiento:

—¡La mente se puede explicar, así como el Big Bang. El día que descubran que la consciencia y el universo son lo mismo, el punto del inicio es la confrontación de nuestra propia existencia, ese día seremos libres!—exclamaba el desgraciado.

Enriqueta, una pequeña niña de la aldea, se acercó una noche a escucharlo con atención. El loco, con ropa marrón, pelos excéntricos, sin un par de dientes, eso sí, sin oler feo, se agachó para ver a Enriqueta a los ojos.

— Niña, ¡Pero qué locura! ¡Tienes los ojos violeta! — dijo el loco.

La madre de ésta la tomó del brazo mientras le susurraba que no podía hablar nunca más con aquel hombre.

A las nueve de la noche el loco regresaba a su casa; una hacienda vieja y descuidada; se la habían heredado sus padres. Sí, el loco había sido rico en algún momento, ahora quedaban ruinas de aquel esplendor. En 1960 poco había de Porfiriato, pero sí madera suelta y olor a revolución podrida. Todos le decían que vendiera la hacienda para irse a viajar por el mundo y él gritaba:

—¡Patrañas! El dinero no existe, es un imaginario colectivo en el que todos pretendemos que tiene valor como si fueramos niños… y niños pendejos, no niños listos.—

El loco tuvo un hermano. Un hermano gemelo. Cuando tenían trece años fueron a jugar al campo. A las pocas horas regresó uno nada más. Era el misterio no resuelto. Le hicieron miles de interrogatorios al niño que estaba vivo, espantado, sucio; pero no tenía palabras. Nunca dijo que había pasado. La madre se recluyó en un convento y el padre abandonó al único hijo que le quedaba. Desde ese momento el pueblo se volvió una protección para el huérfano.

Algunos decían que seguro él había matado a su propio hermano, pero otros afirmaban que era imposible, pues el loco tenía corazón noble. Desapareció algunos años, tantos que el pueblo pensó en vender la hacienda, quedarse con el terreno y hacerla una iglesia. El loco regreso con las manos en la cintura.

— ¿Una iglesia? ¿Están dementes? ¿Quieren ponerle techo a nadie para sentirse validados en su insignificante vida? ¿Qué sigue? ¿Yo enamorarme, casarme, tener sexo, ser padre?—

No tuvo sexo, pero su profecía se cumplió. Los padres de la niña de ojos violeta se murieron en un accidente automovilístico en carretera. Se iban a vivir a la gran ciudad; atravesó una vaca en alguna curva y se estrellaron contra un árbol.

Enriqueta salió ilesa, pero no tenía familia cercana o lejana.

El pueblo hizo una junta dentro de la iglesia para determinar el futuro de la niña. Mientras tanto, el loco veía el cielo en una banca cerca del kiosko. Salió el jefe del pueblo de la iglesia, se ajustó el pantalón de manera tajante para acercarse al demente.

— Loco, todos hemos llegado a la conclusión que debes quedarte con Enriqueta.— dijo el jefe—Eres el único que tiene los medios para mantenerla.—

— Ahora sí que han perdido la razón, ¿cómo me voy a quedar con la niña? Algunos dicen que maté a mi hermano, ¿no creen que es un poco imbécil su propuesta? Podría matarla también a ella.—

El jefe dijo que era un riesgo que iban a tomar, que por favor no la matara y que le arreglara un cuarto y un baño decente. El loco vio a Enriqueta, Enriqueta vio al loco. La mirada duró un par de minutos.

— ¿Estás segura? Este es un país libre.— aseveró el loco.— Las mujeres ya pueden votar desde hace cinco años.—

— ¿Cinco años apenas? Es muy poco. — la niña contestó.

— Tienes razón, creo que tú, Enriqueta, serás mi nuevo proyecto para demostrar que el mundo está demente. — el loco quedó meditativo un momento y de manera tajante expresó — Llegarás a ser presidenta.—

—Yo quiero ser pintora.— expresó la niña.

—Aghh, una artista, tenías que ser mi hija.—

—No soy tu hija, puedo ser tu musa.—

El loco balbuceó unas carcajadas por las cosas tontas que decía la infante.

Enriqueta y el loco remodelaron poco a poco la hacienda; ella le hizo un cuarto especial para todos sus libros. El loco estaba fascinado; la niña con sus pequeñas manitas había puesto los de filosofía en orden y los de historia acomodados por época. Era lista y le ponía retos mentales en los que él desarrollaba un desafío constante. Por fin había encontrado a alguien igual de inteligente que él.

Hicieron una hortaliza grande en el patio trasero. Hectáreas antes sin usar, ahora eran parte del negocio familiar. Comían a sus anchas todo tipo de verduras y frutas y lo que les sobraba, Enriqueta lo vendía en el mercado los Domingos.

También regalaban frutas y verduras a la iglesia, a pesar de las protestas del loco.

—Bola de fanáticos pendejos.— decía todos los Domingos después de ser arrastrado por Enriqueta a misa.

—Hoy le pedí a Dios que cuide a mis padres en el cielo.— dijo Enriqueta con su voz dulce para calmar los nervios del loco.

—Tus padres están muertos bajo tierra.— el loco con su voz gruesa dijo la verdad y hasta se carcajeó ante su atrevimiento.— Bien pinches muertos mientras los gusanos se comen todo lo que pueden.— gritaba al reír mientras hacía una especie de mímica al pretender ser dos gusanos en un banquete.— ¿Gusta un poco de carne, señor gusano? ¡Gracias señor gusano! ¡Sí que quiero la carne del cerebro de la mamá de Enriqueta!—

Enriqueta abría la boca mientras lágrimas le salían sin control de sus ojos violeta.

—Vamos niña ríe, es un chiste, es verdad, pero un chiste, se lama humor negro.—

Enriqueta limpió sus lágrimas.

— ¿Qué harías si yo hiciera un chiste de tu hermano? ¿Te gustaría?— le contestó furiosa— Te encanta hablar de los demás y hacernos menos, pero cuéntame… ¿no le están comiendo el cerebro los gusanos a tu gemelo?—

—¡Ah, con qué culera, Enriqueta! Puedes decir lo que quieras, a mí nada me lastima.—

—Ya no te amo.—

—¿Me amabas?—

—Sí, en pasado.—

—Pues ahí tienes, tu primer desamor. De nada.—

— ¿Nunca pierdes, verdad?—

— Si nunca pierdes, es por qué no tienes nada, se llama desapego, lo mejor que puedes aprender, niña. De nada, otra vez.—

— ¿Qué pasó con tu hermano?—

— No puedo decirte niña metiche, es un pacto de hermanos, pero como no tienes hermanos, no sabes de lo que te hablo, a lo mejor si tus papás no estuvieran muertos bajo tierra siendo comidos por gusanos, tendrías uno.— y procedió el loco a imitar de nuevo a los gusanos.—¿Gusta tantito ojo señor gusano? Sí, señor gusano, gracias, sí gusto.—

Enriqueta no pudo evitar reír.

— Estás loco, sí que te amo.—

El loco no supo qué hacer y la aventó levemente, pero con la fuerza suficiente para hacerla caer al pasto. La niño hizo una actuación tirada en el césped mientras gritaba:

— ¡Ayuda! ¡Los gusanos me comen!— y los dos reían como unos desquiciados. La gente que salía de misa susurraban entre ellos: “ya quedó igual de loca que él.”

Al termino de ese día, a media noche, mientras Enriqueta dormía, la despertó un llanto a lo lejos. Se asomó por la ventana y pudo ver al loco gritar entre los árboles y la neblina.

— ¡Hermano!— decía el loco mientras abría los brazos.

Una sombra se acercaba a él. Enriqueta no podía creerlo, era un hombre idéntico al loco. Era su hermano gemelo.

El loco lo tomó de los hombros, pegó su frente a la de su hermano y le dijo “He aquí la consciencia.”

El gemelo cerró los ojos al sentir la frente de su hermano mientras susurraba “He aquí el corazón.”

Los dos voltearon a ver a Enriqueta al mismo tiempo; un escalofrío pasó por el cuerpo de la niña y los hermanos dijeron al unísono:

— Por fin aquí está ella, la diosa, la niña, la luz, la sombra, el universo, Enriqueta, la magia, el inicio; el big bang.

Y todo explotó.

 

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Dedicado a mi padre, el loco más extraordinario de todos. Parte de mi Big Bang y mi amor por las letras. Te amo.

LA EMPERATRIZ.

Tres.

Tiene textura a sangre en la boca. Ese sabor que es indiscutible ante la gravedad en la que habita. Apenas reacciona y no sabe dónde está. Le duele todo el cuerpo. Quiere levantarse, pero sus piernas no reaccionan. Solloza casi en silencio mientras abre los ojos. Siente el párpado inflamado del ojo izquierdo que no puede abrir en su totalidad. Reza; le reza a Dios, a su madre, incluso a su padre. Tres. Triángulo perfecto.

Respira. Ritmo. Presente.

¿Dónde estoy? Su mente repite. Recuerda pendeja, recuerda, ¿qué era lo último que hacías? ¿Te drogaste? ¿Te drogaron? En el banco de un parque, Manuel le sonreía unas horas antes; tenía un plan de fuga para ella. Ese hombre, mitad niño, mitad infante de veintiún años. El precio de confiar, se dijo Laura a sí misma. No debí, no debí.

Laura observa su inminente destino; está golpeada en un cuarto con poca iluminación. Una cama con una sábana manchada de rojo y un crucifijo colgado en la pared. No ventanas, no cuadros, no vida.

—¡Manuel!— grita, pero su voz se hunde en el vacío.

Manuel abre la puerta de la habitación, no dice nada, la observa y le entrega un vaso de agua. Laura toma el vaso, se echa agua en la mano y se limpia la herida del ojo. Él la ve con misericordia, pero no dice nada. Toma el vaso vacío y sale del cuarto.

Laura vuelve a gritar desconsolada, ahora con fuerza. Quita la sábana de la cama, patea la cama vieja, maldice, escupe sangre, dice groserías, todas las que sabe, todas las que su madre le enseñó.

Madre, ¿qué vas a pensar de mí? Te daré asco, dirás que fui una idiota. Qué vergüenza. Me lo advertiste, me lo advertiste todos los días desde esa noche que viste a mi padre tocarme en la regadera con la excusa de bañarme. Maldito cerdo. Contaba con cuatro años. Me dijiste que tuviera cuidado con los hombres. Me dijiste… te fallé.

Su padre iba a verla todas las tardes cuando Laura salía de clases; ella lo veía de lejos mientras comía chicharrones en el puesto de Don Paco. Se paraba ahí, a lo lejos, vigilándola. Laura se metía los chicharrones a la boca entrecerrando los ojos para saber si era algún tipo de visión. Su madre llegaba por ella y cuando volteaba, su padre ya no estaba.

Nadie puede usar su cuerpo sin su permiso, ni Manuel, ni su padre, nadie.

Respira. Ritmo. Presente.

Bendita educación, recordó Laura su maestro de teatro.

—Chejov decía que si en el primer acto tienes una pistola colgada de la pared, entonces en el siguiente capítulo debe ser disparada. Si no, no la pongas ahí.— dijo el profesor.

Su mirada se posó en el crucifijo que estaba colgado arriba de la cama. Ahí estaba Jesús en la cruz; moribundo, ensangrentado, casi como ella. Se subió a la cama, lo descolgó y lo tomó con fuerza.

—Disculpa por lo que estoy a punto de hacer, Jesús.—

Respira. Ritmo. Presente.

Se abrió la puerta, pero esta vez no era Manuel, era el padre de Laura.

—¿Vas a hacer algo con ese crucifijo o muestras lo católica loca que eres?—

—Púdrete, viejo asqueroso.—

Horas más tarde, Manuel entró a la habitación. Tomó el cuerpo inconsciente de Laura y lo acostó en la cama. El frágil costal de huesos aún ardía en calentura.

El velorio fue sencillo. Un par de amigos y los padres de Laura en un rincón. El padre abrazaba desconsolada a la madre. Manuel los miraba de lejos mientras comía unos chicharrones.

Laura aún estaba viva en el ataúd, oía a su hermano comer con el crujir de cada mordisco. Cuando apagaron las luces y todos se habían ido, Laura salió del ataúd y corrió lo más rápido que pudo.

Respira. Ritmo. Presente.

En la calle, al correr desesperada, la respiración se convirtió en un chillido que se pronunciaba “¡Madre!”

Cuando vives el presente plenamente, el tiempo desaparece, es una experiencia atemporal. Cuando acaba, no sabes si fue mucho o poco.

Manuel la vio por la ventana a lo lejos, pero hizo caso omiso. Es lo menos que podía hacer por su hermana. Él cenaba con sus padres mientras ellos hablaban que pronto cumplirían veinte años de casados. Nunca se volvió a hablar de Laura en esa casa.

Respira. Ritmo. Presente.

El triángulo perfecto.

Dedicado a mi valiente amiga “Laura”.

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LA SACERDOTISA.

Dos.

 

Olor a cempasúchil, velas a medio quemar ante la incesante protesta del viento que lucha ante mi bloqueo creativo. Sentada frente a la computadora llevo un mes con la línea horizontal parpadeante del teclado de la hoja en blanco.

Su retrato, que está frente a mi escritorio, me observa. Parece una selfie, lo es, pero no había tecnología como ahora, fue con una cámara fotográfica como lo hacían nuestros antepasados.

Está feliz en una fiesta, sonriente.

Ella me acompaña todo el tiempo. La pienso, la medito, le hablo, le escucho, me aconseja. No la suelto; no quiero, no puedo. Desde que murió hace más de diez años, la he santificado, sus pecados se han perdonado, de hecho, no tuvo. Ella fue el primer amor de mi vida.

Llevaba meses sin saber qué escribir; viajé, me enamoré, me desilusioné, cambié mi color de pelo, estilo de vida, dejé de hablarle a amigos, conocí nuevos, leía cosas que me abrieran la mente, tomé cursos, meditaba, hacía ejercicio y nada cambiaba, estaba bloqueada. Era como si mis ideas hubieran sido calcificadas. Me retracto, habían ideas, solo que por primera vez no sabía cómo escribirlas.

Le lloraba. Lloraba en mi desesperación de no poder hacer lo que hago desde años. Escribir. Me senté en la sala, puse su foto frente a mí y pensé: “Dafne, tú me vas a decir qué escribir. Qué y cómo.”

Al terminar la meditación, un libro de cuentos se cayó del librero. Un libro que yo nunca compré, no sé quién me prestó y estaba ahí, delgado, pequeño, verde, un libro de cuentos llamado “El Diosero”.

Ya estaba lo más importante; qué escribir. Le di un beso en el retrato, le di las gracias y con una sonrisa escribí El Mago. Haría veintidós cuentos inspirados en los arcanos mayores del tarot; ese método mágico que inspira a la imaginación al ser contadores de historias en el que la concepción de nuestro mundo es la carta número uno.

Números, letras, imágenes se juntan para contarnos nuestro pasado, presente y futuro. No importa si crees o no en el tarot, es como la quija, funciona si tú quieres que funcione.

Dafne decía que vida solo hay una, que más valía hacer lo que yo quisiera.

Me puse mi primera borrachera con ella, me  enseñó a ser malhablada y sacar mi lado extrovertido para obtener el cariño de la gente. Me demostró que el carisma es la mejor arma para avanzar. Ella sabía que yo era retraída social, ratón de biblioteca que escuchaba música de ancianos en mi walkman. Nunca me juzgó, se reía de mí. Fue la primer persona que me amó incondicionalmente sin ser mi familia.

Pasé el mejor verano de mi vida junto a ella. Teníamos catorce años. Me acaba de mudar de la ciudad de México a Cuernavaca. Nos enamoramos de muchos chicos mientras pasábamos los días en la alberca y ella besaba a casi todos los guapos del fraccionamiento. El futuro se veía prometedor, maravilloso y acompañada junto a ella, brillante. El futuro solo llegó para una.

Para mí.

Creí durante años que yo debí morir en lugar de ella. Supe por su madre, Ada, que mi amiga tenía miedo antes de morir y que al tirar sus cenizas al mar, saltaron dos delfines. El animal que más amaba Dafne, por fin era libre de esta dimensión material.

Humedad con gotas de lluvia empapan mi memoria en la que todos nuestros momentos se juntan en una especie de película; la abrazo, le digo que la extraño, que es mi mejor amiga, mi hermana, mi maestra, mi sacerdotisa. Extraño su risa, su manera de hacerme bajar a tierra y entender que nada es tan importante como el ahora.

Me paro a tomar agua, he aprendido a hidratarme; todas esas cosas new age que hace la gente de mi edad y contexto social que nos permiten no perder la razón.

Escogí la sacerdotisa para ella, el número dos. Representa la Luna, la diosa Isis, la prosperidad, la intuición, el elemento agua.

Su elemento, mi delfina.

Dualidad, el sujeto pasivo, la mujer, lo fecundo, las fuerzas opuestas. La imagen de la sacerdotisa se sienta entre dos pilares, uno claro y uno oscuro, que simbolizan la oscuridad y la luz. Es ella quién puede guiarnos en el paso hacia la profundidad. El tapiz que está a sus espaldas con el árbol de la vida, indica que los curiosos no pueden mirar y que solo los que están iniciados pueden acceder y traspasar a otra dimensión. La sacerdotisa lleva un manto azulado que representa el conocimiento, una corona que representa la triple diosa y una cruz en su pecho que simboliza el equilibrio que debe existir entre mujeres y hombres. Una torá descansa en su regazo, simbolizando el mundo esotérico y sus enseñanzas de un conocimiento superior y domina bajo su pie izquierdo a la luna, señalando que ella domina la intuición.

A mis casi cuarenta años, en una época en la que hago las paces con los hombres, empiezo a escuchar mi voz interior, conecto el ying yang a mi vida y Dafne comienza a desvanecerse.

Quiere que la suelte. Me lo pide a gritos.

Mi maestra de meditación, Gio, me indica que medite todos los días. Hablamos de la frecuencia, la vibración, el silencio, el amor. Nos dice en clase que el tiempo lineal no existe, ya que sanas el pasado y te olvidas de la expectativa del futuro; así unes el tiempo para estar aquí, el eterno presente.

Recolecto lo añejo en pequeñas etapas; perdono a mis padres, abrazo mi niña interior, beso en la frente a mis hermanos, paso mi infancia y los amores de mi adultez con una compasión absoluta hacía mi persona.

Mis manos escriben en la computadora, describo a Dafne y las primeras palabras son NO.

No Dafne, no te vas a ir; eres mi faro, mi luz, mi maestra, no te vayas. No me dejes. Tú no.
Siento un calor en el cuerpo, sé que es ella. Se sienta frente a mí, tiene mi edad, treinta y ocho años (bueno, treinta y nueve años, es un año mayor que yo. Perdón por contarlo Daf), casi no la reconozco con arrugas. Es delgada como su madre, tiene marcas de expresión definidas pues ríe mucho. Los ojos son delineados de la parte baja del ojo y está vestida con flores moradas y aretes grandes.

—Siempre te gustó llamar la atención.— digo seriamente.
—Mira quién habla.— responde.

Parece que hablamos, pero nadie abre la boca. Todo es con el pensamiento.

—Puedo a todos menos a ti, no me pidas eso Dafne.—
—Ni era tan buena persona como me pintas, güey.— contesta mientras ríe— Si siguiera viva seguro ni seríamos amigas.—

Abro la boca sorprendida carcajeándome vulgarmente y un segundo después, lloro como una demente.
—Flaca, no quiero soltarte.— esas palabras salen desesperadas de mi boca.
—Marce, si no me sueltas no puedes continuar al siguiente nivel. Tienes que dejar todo aunque tengas miedo.—

Me abraza, cierro los ojos y puedo sentir su ser con el mío. Cruzamos un lapso de tiempo y espacio en el que me veo dentro de su cuerpo en sus últimos minutos de vida. Tengo tubos que permiten entrar aire a mis pulmones, soy ella, tengo veintiséis años, mi madre, la suya, me abraza.

Digo Tengo miedo, mi madre Ada llora y me besa con calma ancestral. Estoy en el cuarto de un hospital, mis extremidades ya no me responden y cada vez es más difícil respirar. Quiero volar, quiero desaparecer de este cuerpo enfermo que me ha dado los mayores placeres e infinito dolor; todo es mejor sin esta enfermedad infernal que me ha quemado hace años.

Quiero sentir el viento, ese vacío lleno de amor. Quiero sentirme enamorada eternamente.
Estoy ahí unos minutos, escucho una melodía a lo lejos. Nessun Dorma. Conservo tranquilidad pues sé que viene la inminente muerte.

Mis átomos se confunden con los suyos y somos una en ese momento de cobardía y audacia.

La dejo ir, mi hermana merece ser feliz. No dejo de llorar.

—Eres una chillona dramática.— sonríe y se aparta del abrazo mientras lo dice.—Suelta el pasado por completo. Deja que lleguen otras amigas, expande, abre tu corazón, hay nuevos y grandes retos, maestras interesantes, yo fui la de tu adolescencia, parte de guía para tu adultez. Tú fuiste la mía también, güey. Ya déjame ir, te amo, pendeja. Estamos vinculadas, somos una. ¿Aún puedes escuchar mi voz y risa? Qué loco, ¿no? ¿Cómo puede ser que uno se acuerde siempre de las cosas más triviales de la gente que amó?—

En la oscuridad total, la vela se había consumido y el olor de las flores ya pasadas me despierta. No fue un sueño, no lo inventé, no soy una escritora sin inspiración. Fue verdad. Le llamo a Gio, mi maestra de meditación y le digo que estoy lista.

Salgo de casa, tomo la bici para ver un atardecer.

—Ya está, güey, buen viaje amor.— le susurró— Nos vemos en alguna casa con alberca en unos años. Me faltan muchos. Te amo.—

 

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Dedicado a Dafne Alafita, mosquito.

EL MAGO.

Uno.

 

El umbral que ilumina la recámara le provoca una mueca indeseada. Su mano derecha toca su cara de una manera animal para concentrarse en despertar.

Él sabe que es momento de ser el adulto que nadie pidió ser. Por su mente pasan los pendientes del día, las semanas y de los de meses que dejó sin resolver. Cinco minutos más, pide su cuerpo tibio bajo las colchas. Quisiera ser niño de nuevo. No ahora. Se levanta y toma un baño. De manera instintiva se lava los dientes en la regadera, hace pipí en ella, se enjabona. Cinco minutos más, pide su cuerpo bajo el alivio del agua caliente. El café ya está listo en la cafetera. Lo toma sin azúcar y sin leche. Es parte de la adultez que alguien le mostró. Las nueve de la mañana y ya tiene un cigarro en mano. Siente cruda desde hace años. ¿Cuándo fue la última vez que se sintió feliz? No ahora.

Frente a la computadora escribe números, observa figuras, lee mails. Se enoja ante la ineptitud de la gente que trabaja con él y para él. Han pasado un par de horas y no ha comido. Su estómago le recuerda que no puede vivir de cigarros y café. Abre el refrigerador, toma un pedazo de queso Oaxaca y se lo mete a la boca. Con eso basta. Se sabe triste, se sabe solo, se sabe vacío. El éxtasis que consigue en drogas y múltiples mujeres no puede conseguirlo en el minuto de la cotidianidad. Observa el mundo desde su balcón. Cierra los ojos. El sonido de una ambulancia le hace navegar en un trance en el que puede escuchar cada partícula de la persona que se sentó a componer el ruido de esa sirena. Alguien debió crearla.

Recuerda a su padre y esa tarde que le enseñó jugar ajedrez. Tenía trece años. El caballo, el peón, la reina, el rey. Estrategia. Aquí gana el que menos expresión de emoción muestra. No llores, es de niñas. No te pongas esa ropa, es de maricas. No digas lo que sientes, eso es de cobardes. Jaque mate.

Lo despierta el sonido del celular en su bolsillo. Saca el artefacto y lo revisa sin hacerle caso. Se sienta frente a la computadora y teclea palabras en ese mail que no quiere escribir. Le da un trago al café, prende el cuarto cigarro de los veinte que fuma al día.

Sin darse cuenta, la computadora se convierte en piano. Las letras son ahora teclas. Blancas. Negras. Compone ante la sordera de la misma existencia.

El humo del cigarro en el cenicero lo transporta a un teatro en el que él está en el escenario. Sentadas hay más de mil personas que escuchan atentas su nueva creación. Su padre lo ve con lágrimas en los ojos. Composición en la que él es mago y creador. Uno con el universo. Llora mientras toca ese piano color opaco y entre más llora, su padre aplaude con vehemencia. Siente el orgullo del patriarca.

Mientras toca la exquisita melodía siente la sacudida del celular de nuevo en el bolsillo del pantalón. Lo ignora; qué fantasía desconectar para soñar despierto.

Camina por las calles de la ciudad de México; cierra la chamarra hasta la barbilla. Su cuerpo le dice que hubiera traído algo más abrigado. Son casi las seis de la tarde. Va tarde a la cita. La gente ya sabe eso de él. Mantiene su trabajo por su gran carisma.

En el camerino frente a su pareja y su representante decide hacer un último esfuerzo; ha perdido la cuenta de cuántas llamadas ha hecho que lo mandan directo a buzón. Uno de los músicos toca a la puerta, es hora de probar que el piano esté en perfectas condiciones antes de empezar la función.

Sale a un callejón con los músicos para dar las últimas instrucciones. Alguien le ofrece un cigarro para calmar los nervios de su gran noche. Él niega con la cabeza; cáncer de pulmón se llevó a su bisabuelo, a su abuelo y a su padre.

Sin éxito, vuelve a marcar ese número que sabe de memoria. Una habilidad rara en estos tiempos modernos.

El sonido de una ambulancia lo regresa a ese momento en el que su padre le dijo: “Nunca aprendas a jugar ajedrez. Sé lo que quieras ser.”

Apaga el teléfono. Es hora del hechizo.

La vibración de la gente al tocar su última creación lo regresa a la realidad. En primera fila su bisabuelo, su abuelo, su padre. Cree que alucina. Se frota la cara con su mano derecha. Contiene las lágrimas y escucha a su padre en un susurro; no te limpies, muestra.

Recuerda a su padre y esa tarde que le enseñó a tocar el piano. Blancas. Negras. Percusión. Cuerdas. Pedales. Cuerpo de resonancia. Teclado. Sentimientos. Consciencia.

Mientras suena la música, las lágrimas no dejan de brotar, el sonido de la ambulancia se disipa esa tarde que su padre murió en el departamento mientras escribía ese mail de trabajo que tanto odiaba.

El mago, con su alquimia, logró sanar a todos los hombres de su familia.

Jaque mate.

 

 

Dedicado a Miguel Lecuona, mi bello y sensible hermano; el mejor músico que he conocido…

 

 

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RELATOS.

Si no proceso datos en internet, no valgo. No valgo como ser humano, como artista, como alguien activo en el desarrollo de nuestra especie.

Despierto, hackean mi Instagram por segunda ocasión, pero esta vez han tenido éxito. He perdido mi valor. De más de cien mil seguidores, me reduzco a cero. Sé que voy a perder dinero. Sé que voy a perder trabajo. Sé que ya perdí. Al ser de clase media toda mi vida (la clase social es importante para darle tono, ambiente y carácter a un personaje en cualquier relato), estoy consciente de la realidad. No voy a morir por no tener una red social, sé pelear, sé volver a empezar. Despierto meses después, otra se me desploma; esta vez Twitter. Cuenta verificada. Cuenta que uso para denuncias y “labor” de comunicación feminista. Lloro. Un día entero. Instagram me tomó meses asimilarlo. ¿Karma? ¿Venganza? ¿Descuidos de mi parte? Decido no escribir nada en mi blog. Internet no tendrá más datos sobre mi. Ayer una amiga me dijo que me googleó. Lo hacemos juntas y me sorprende el resultado: Lo más preguntado es mi edad. Mi pack. Datos sobre la relación amorosa que tuve con un comediante que terminó hace más de tres años. ¿En qué momento, después de estudiar teatro y querer ser actriz con todo mi ser, me volví una caricatura? Si tuviera el poder para que la gente me vea como yo me veo, sería una mujer que lo ha intentado todo por cumplir sus sueños, un ser independiente que luchó por un lugar libre de abuso en su espacio laboral manejado en su mayoría por hombres. He renunciado a trabajos porque se me pagaba menos, he tenido faltas de respeto de colegas, de manera pública y privada. Productores, que son mis jefes, hacen insinuaciones y los tengo que ver en el foro. Tengo que sonreír, ser dulce o me quedo sin nada. Se te dice; aguanta, cállate, no seas impulsiva. Ser artista siendo mujer tiene su precio y algunas lo pagamos al revelarnos. Si tuviera el poder… He aportado al internet durante una década en mi blog y así me paga. He jugado el papel que se me impone; hacer podcast, un formato que no consumo, que no me gusta. De un libro me entero, soy de la vieja escuela, que el ser humano hace miles de años, de ser una comunidad, se amplió por el mundo. Después, con la revolución agrícola, la escritura, el dinero se une de nuevo en pequeña escala. Al final, con las conquistas de parte de los Europeos, con culturas que son ajenas entre ellas, se marca una separación, repele y unión de algunos desconocidos. La globalización, el capitalismo, la democracia, el libre mercado y el internet crean revolución, el nuevo Dios y nos entrelazamos el mundo entero. No quiere libertad de expresión, quiere nuestros pensamientos, datos, información. El bien del nuevo Dios omnipresente que lo sabe todo de nosotros. No soy importante como individuo, lo único que me separa en importancia con un animal es que puedo subir una foto sexy en alguna plataforma y me dan likes. He aportado algo a la sociedad. Mi celular me avisa que ya me tengo que ir a dormir. Ni mi cuerpo lo asimila, pero hago caso como buena santa ante misa. Las redes; un confesionario enorme en el que todos los pecadores vivimos en la fantasía que eso es el nirvana. Al final, nos conectaremos para ser Wikipedia. Seremos el Big Bang. Todos somos uno. Datos, genética, números. Algoritmos. Se acaba el humanismo. Despierto. Es un cuento de ciencia ficción. Youtube me recomienda un video. Internet sabe qué quiero mejor que yo. Carezco de individualidad. Me fundo en el sistema. No entiendo cómo funciona, pero soy parte y cuando dejo de serlo, me deprimo. Quiero caerle bien al nuevo Dios y escribo de nuevo en mi blog para que no me castigue y deje de ponerme en el limbo. La realidad virtual, las drogas, las relaciones efímeras que nos hacen sentir desechables se palpan. Ya no valemos si no hay seguidores y mis datos personales que lo avalen. Lee, dale like y comparte. Se vende al nuevo Dios el alma de un artista y su arte.

….

No hay cosa que le prenda más al hombre machista que una feminista sometida.

“Shut up! Let go!” Una noche, de manera general y simbólica, sentada en la esquina de una cama, mientras sollozo ante la inminente perdida del ser amado, se acerca a mí y me tapa la boca con la mano y dice “Shut up! Let go!” (Cállate y suelta). Una vez más, violencia en nombre del amor romántico. Lloro al no ser empoderada, lloro al querer ser amada, lloro al repetir patrones, lloro por saberme sola. El amor de pareja con un hombre me vampirea al grado de saberme obsoleta. No voy a vulnerarme más, me repito. Me amaré, empezaré un ciclo en el que entrar a mi casa, a mi cuerpo y a mis pensamientos costará trabajo y meses de confianza. Este templo ha cerrado por remodelación. Al parecer no solo el internet me pide que me calle, también los hombres, los abusadores, el sistema, mis cercanos. No cedas ante la pasión pasiva, nadie quiere a las impulsivas. Suelto el alcohol y me doy cuenta que mi algoritmo está lleno de adicciones codependientes. Suelto lo que creo de mí y los hombres. Hago las paces con ellos. Ellos no tienen la culpa que eso es lo que se les enseña desde pequeños; calla tus emociones y trágatelas. Suelta. No sientas. Su opresión nos oprime a todas. Oprime comunidades enteras. La opresión la gran generadora de pobreza extrema. Ya no dejaré que la narrativa sea contada por ellos. Ya no dejaré que se me calle, insulte o maltrate. En la esquina de la cama, en esa noche acalorada, dejó que él tape mi boca. Unos minutos después, callada, como él pidió, pienso que no volveré a fallarme. Me paro, entro al baño y me veo al espejo. Veo mi cara con vergüenza. Es hora de cumplirme. Me lo debo. He dado todo mi poder a los hombres de mi vida. Los he hecho exitosos. Les he dado tanta confianza en ellos mismos que pueden destruirme. Salgo del baño y él llora. Lo abrazo mientras le digo al oído “Es la última vez que me ves”. Camino por las calles; me siento libre por primera vez. Nunca dejaré de hablar ni de escribir. El patrón machista se anula por fin.

….

Cada centímetro de mi cuerpo ha sido tocado; poteto, potato.

Tengo el mejor sexo de mi vida en ese momento. ¿El sujeto? Un brasileño que tengo una semana de conocer. ¿Lugar? Un cuarto de hotel. No puedo dejar de decirme Es el mejor sexo de mi vida. Disfrútalo, no divagues. He tenido sexo con muchos hombres, superan las tres cifras. Soy una mujer que ha gozado de la revolución sexual en la que en diferentes fases encuentra donde radica el placer. No siento ningún remordimiento. Por eso no me he casado ni tenido hijos. Muchos han tenido mi cuerpo, pero mi verdadero ser lo han poseído menos de cinco individuos. Soy una desvergonzada, no me da miedo ser señalada, poseer la letra escarlata. En mis veinte lo hacía para agradarles y aprender el arte de amar en la cama, en un elevador, en la alberca, en donde sea. En mis treinta, les intimida mi poder sexual. Los controla. No soy la más guapa ni la más sexy, pero sé usar mis cartas. Cuando estoy con ellos, soy una geisha inmaculada que cumple sus fantasías más eróticas. Los neutralizo. Los penetro. Entre más envejezco, tengo mejor sexo. Soy directora y creadora. Terminan y se obsesionan con mi libertad. Les da miedo, se vuelven celosos, odian mi forma de vestir, de actuar. No les gusta su propio juego patriarcal. Sienten competencia. Me voy o se van. Es Agosto, finales de Abril fue la última vez que tuve sexo. Desde que tenía diez años, la edad que poseía durante mi abuso sexual, he sido objeto de incontables hombres. Decido hacer algo que no he podido hacer nunca. Estar sola. Nadie me toca más que yo. Disfrútalo, no divagues.

….

Conocidas, muchas. Amigas, pocas. Hermanas, unas cuantas.

Sentadas en mi sala, nos reímos de nuestras desgracias. Lloramos, compartimos nuestras experiencias. Nos sabemos desdichadas, con incertidumbre al futuro. Nuestra compañía nos da esperanza. Nos abrazamos, nos decimos cuánto nos amamos. Sororidad. Unas llegan, unas se van. Siento que mi manada se achica. He decidido cortar lazos que me asfixian. Una amiga codependiente no es amiga. De pequeña veía a mis padres y pensaba “tienen pocos amigos”, ahora entiendo el por qué. No cualquiera es bienvenido al espacio vital. El feminismo me hizo creer que todas podíamos estar en la misma sintonía. Es cierto. Unidas en el camino del autodescubrimiento. El mundo nos ha jugado en contra. Respeto a todas. Las admiro. Las amo. No con todas comparto. Como buena relación amorosa; ellas son los amores de mi vida. El amor es la voluntad de expandir mi propio yo y del otro. Es querer mi felicidad y la plenitud de todas. Es irme a tiempo si la daño o me lastima. Es permanecer si así lo queremos. Las que se quedan, poseen contratos firmados, que incluso deben ser renovados. Platico con ellas y les pido que si caigo en coma me desconecten a la semana. Saben la contraseña de mi tarjeta para pagar mi funeral. Mis verdaderas amigas dejan de serlo para convertirse en hermanas. Poseedoras de mis emociones y pensamientos. Mis hermanas tienen mi confianza bien ganada.

….

Una adicción es solo la compensación social a la que todos le tenemos miedo. El rechazo constante de no ser amados.

Recuerdo que escribía con una copa de vino en la mano. Era mi actividad favorita; letras, un vino, un cigarro. Nublaba la ansiedad ante el inminente vacío de hacerme cargo. Se fue el alcohol y llegaron los ataques de pánico. Llevaba menos de un año sobria y llegó una pandemia. Fue una batalla que no sé cómo libré. En redes sociales me llamaban alcohólica rota tóxica. Pensé en matarme, pero no les iba a dar el gusto. Dejé de saber quién era y en el camino me encontraba. Han sido capas que no termino de pelar. Al parecer se llama madurar. No quiero envejecer ni le encuentro la gracia. Quiero vivir. Amo vivir. No voy a mentir, a veces me hace falta. Sin el alcohol dejo de ser extrovertida para convertirme en una introvertida a la que solo le nace hacer reír a sus cercanos. Cuando salgo a dar show, pienso que todos son mis amigos para derrumbar la cuarta pared. Después voy a casa o a un cuarto de hotel, me desmaquillo, estoy en silencio. Nunca pensé que iba a disfrutar tanto mi consciente y despierta soledad.

….

La cueva de las manos me hace pensar que quiero tocarlas. Hacer catarsis con mis antepasados.

Una hoja en blanco, una premisa narrativa para abrir un espacio en el que se crea un mundo imaginario que poseo desde niña. La realidad obsoleta dolorosa a cambio de vivir un sueño de colores. Recuerdo la primera vez que escuché música clásica, cuando subí a un escenario, el momento que pensé en ser actriz o cuando saqué un tubo para pintar en óleo mientras el olor me embriagaba. Mis dibujos que están guardados en un cajón los cuales reflejan quién soy. Dibujos que no serán subastados. Letras que no serán de Jane Austen. Letras y dibujos que son míos. En clase de teatro, a mis veintitrés años, me desnudé frente a todo mi grupo mientras que con música instrumental recreaba un aborto. Saqué diez. Me despedí del estigma de mi cuerpo o mi talento. Me gusta pensar que soy una contadora de historias. Hago arte con mi existencia efímera. Hago arte al respirar aquí y ahora mientras pienso como hacerlo un chiste, una figura o un relato. Tengo mi propia cueva de manos. Ven y vamos a tocarnos.

….

Soy una narradora que no sabe para qué vino a este mundo ni quién soy.

El pensamiento discursivo que me dice que soy importante, ego. Silencio, no tengo sentido. Me veo hace unos días al espejo y me reconozco bonita por primera vez. El exterior me lo ha dicho un par de veces, pero no lo creía y en ese momento sola en el baño me encontré tierna, sublime. Me abrazo en las noches y me digo que lo estoy haciendo bien, pero en realidad no sé. Creo que nadie sabe lo que está haciendo. Improvisadores desde niños. La adultez es ser adolescentes con miedo a lo desconocido. No hay nadie quien me cuide, solo está Marce. Mi yo se nubla ante lo que creo saber, pues no sé nada, pero lo intento. Reconozco y valoro otras especies. Adoro la mía, el humano. Ese lado oscuro y brillante. Tengo fe. El reto es llegar a las profundidades de mi ser, caerme bien. Conocerme bien antes que lo haga primero el internet.

 

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ÁRBOL DE LA VIDA.

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“Para entender todo, es necesario olvidarlo todo”.

-Buda-

 

Ellos son la mejor historia jamás contada.

¿Realidad o magia?

 

Narcisistas de corazón

Humanistas por convicción

Amorosos en constante evolución.

 

Al nacer homo sapiens hace trescientos o cuatrocientos mil años

Y verse desamparados

Se hicieron mito junto con las rocas, el cielo, las estrellas, los animales.

 

Sus antepasados eran animistas

Sin miedo al anonimato

Sin ego quebrado

Algunas figuras de caza

Manos rojas en cuevas

Señal que estuvieron con ellos

Como un abrazo a la distancia de hermanos.

 

El mismo rostro que descubrió el fuego

Ahora juega con un teléfono

Tienen miedo a la incertidumbre

Pues así fueron diseñados

Instintivamente planeados

Para no morir devorados por un animal en el campo.

 

Mal funcionamiento del sistema

Un día la revolución cognitiva

Se dieron cuenta que existían

Su cerebro les dijo que estaban con vida

La mayor bendición y su cruz maldita.

 

¿Por qué? ¿A qué vine? ¿Cuál es mi misión?

 

Con ella; la revolución agrícola y las religiones opresivas.

Como buena bestia

Aquí reina el que con mayor fuerza aprieta

Pero estos seres tienen dones sobrenaturales

Juegan con el tiempo en su cabeza.

Nostalgia del pasado, el futuro esperanzado

Y el importante presente ignorado

Compasión y maldad

Yin y yang

Dios y Satán

Luz y Oscuridad

Dualidad y la No Dualidad.

 

Domesticaron y mataron animales a su antojo

Esclavizaron a todos

En nombre del faraón

O de cualquier Dios

Todo para que unos cuantos pudieran saborear

En pasiva animación

La pura dulce venenosa ególatra satisfacción.

 

El árbol de vida da un fruto rojo

Se escribe en tinta morada a la fémina ejemplo de peligrosa tentación

“El conocimiento está prohibido, no comas la manzana”

El único momento de la Biblia donde un animal también está representado

La mujer y serpiente aliados

Para joder al pobre hombre desarmado.

 

Ella se volvió sumisa

El animal sirve solo de tributo al homo sapiens y al Dios inventado.

Se acabaron los animistas, los politeístas

Llegó el señor patrón de la energía masculina.

 

El árbol no deja de dar manzanas ilícitas de sabiduría

Pero esta vez

Cae en la cabeza

De un hombre blanco europeo estudiado.

 

Hasta la ley de la gravitación universal, la luz, la óptica y el cálculo infinitesimal tienen selección natural desarrollado.

 

¡Oh sí! En este cuento el racismo y el nacionalismo

Juegan el papel más importante

¿Qué es eso?

Una cosa más que se inventaron;

El único ser vivo que habla de cosas que no existen.

Se ayudan entre ellos

Crean fantasías; su realidad está plagada de ficción

Desde el dinero hasta la religión

Un imaginario para descubrir su “yo”

El único ser vivo que usa la palabra amor sin demostrarlo

El único ser vivo que se siente superior.

 

Hola a la ciencia

¿Adiós a la religión?

No tan rápido

El ser humano es el mejor narrador.

Así crean colectivos

Ese es su poder máximo sobre las demás especies

Sobre todos los seres

Se repiten entre ellos

Yo soy Dios.

 

Y con eso; el humanismo.

 

Los humanos valen más que cualquier cosa

Cada uno tiene su precio

A costa del dolor ajeno.

Los animales bajan de categoría

Para ser fieles comestibles

Asesinatos masivos en el mar

Mamíferos, reptiles y aves con demostrada conciencia

Sin poderse mover mientras les quitan sus derechos

En un cubo con jaulas y pisos de cemento.

 

“¿Quién necesita a las rocas, a los animales, el agua, un Dios (o varios) si yo soy el creador?

Consumismo, capitalismo, explotación.

No importa nada  

Vida solo hay una

Solo quiero placer

Porque me muero y aquí termina todo.

Dinero, comida, sexo.

Todo desde el positivismo

El individualismo

El narcisista ególatra yo…”

 

Inventan la imprenta

Ahora se pueden globalizar las letras

Las leyes y las reglas.

 

Sí, el cuento mejor contado.

Revolución industrial

Marx se come la manzana y advierte a todos lo que va a pasar

Pero se le olvida que los capitalistas también saben leer

El dinero, ese papel insignificante

Es tan poderoso que la muerte no le sabe mal.

 

Y se entrelazan

Al no saber qué son

Ni para qué existen

Forman circuitos en el cerebro

Un encuentro bioquímico

Les dice

Que esto es un período fortuito

En este árbol de la vida

Sin rumbo y sin sentido.

 

No hay muestra que el alma exista

Pero sí la conciencia

La mente que todo lo alberga

Lo único que no han podido modificar

Es la vida eterna.

 

Hay algo en lo que están de acuerdo

En la que llegan a la misma deducción

Al escribir, escucharse, al tomar cualquier decisión

Todo cambia, vive, muere

Todo está en constante transformación  

No importa raza, religión, género, sexo, clase social.

Ciclo lunar, menstruación, nueve meses de gestación.

Renacer, Medusa Manifiesto, Árbol de la vida en un solo guion.

 

Yo, tú, ellos.

Primera, segunda, tercera.

 

Porque lo ven

Espectadores de su propia película

Narrada por su propia especie

Son las complejas y triviales coincidencias

Esas que ellos llaman infinito…

Segundos de eternidad.

 

Números, geometría, letras

Descifrar el misterio

El secreto mejor guardado

Nuestros protagonistas pasan cada minuto

En la ansiedad del ¿Quién soy?

 

No pueden mostrar emoción

Se toman una pastilla para dormir su propia invención

Son extras y si lo deciden

Reyes de su obra creada con la mejor producción.

 

Le rezan al universo

A sus muertos

Sus recuerdos

Se creen únicos en esta virtual innovación.

 

El árbol se seca ante el calentamiento global

Las ramas que se mueven con el viento

Desatan polvo estelar

Pocos frutos herméticos

Deciden germinar.

 

Eva grita; ¡Cómetela!

Newton la hace volar.

Jesús, Buda, Martin Luther King

Todo ser de la historia sin nombre

Todo ser vivo, roca, animales, Dioses

Los campesinos, los obreros, los pobres

A los que nunca se les escucha la voz

Gritan: “¡Cómetela!”

Y la serpiente se enrolla dorada en su piel maya

Las pirámides salen de sus puntos cardinales

Inicia y se desarrolla la magia.

 

Cométela.

 

Pequeños insignificantes en un cosmos que se expande

El camino de espiritualidad es la constante

Vivir en paz con lo que hay

¿Qué otro mayor aprendizaje que no saber nada?

¿Qué mayor gozo que disfrutar un rayo de sol?

A estos seres se les pide lo más bello, vivir para después dejarlo.

Soltarlo.

 

Madre, te amo.

Padre, te amo.

Hermanos, los amo.

Amigas, las amo.

Seres humanos, les amo.

Animales, les amo.

Tierra, te amo.

 

Yo, mi ego, mi esencia, mi conciencia

Te amo.

Me acuesto, cierro los ojos y recuerdo quién soy

Me abrazo

Y al hacerlo

Contemplo a mis padres acostados

En besos acalorados

Lloro al vislumbrar tanto amor

Amor en la creación.

De mis padres

Nacen mis abuelos

Y los padres de ellos

Y los padres de aquellos

Hasta los primeros

Mis verdaderos ancestros.

Lluvia cae en el pasto

Y lo hace crecer

El sol penetra en la tierra

Y la hace fértil

Sexo y amor en cada ser vivo y no vivo

Todo cae, penetra, nace y muere

Las flores abren y reverdecen

Estamos ahora

Respira y drógate con la fragancia de oxígeno  

En el que inhalas y exhalas

Y se abre tu plexo solar

En tu corto y largo lapso de estar

Sí somos Dios

Y a la vez

Diosas

Fieles servidores de nuestra imaginación.

Se nutre la mente

Y se muere para renacer en el esplendor de aniquilación ante la razón.

 

Hola Diosa, hola Dios.

Hola animales

Hola rocas

Hola Sol

Hola Luna

Hola luces

El segundero va hacia atrás.

El tiempo no existe

Y veo el cosmos crearse

Estrellas fugaces

Puntos flotantes en cielo oscuro

Que da miedo

Que me dejo llevar

Todo a gran velocidad

Vibrar

Ritmo

Abajo

Arriba

Piano

Música

Un café

Un cigarro

Una mirada de tu rostro

Una sonrisa

Un abrazo

Un llanto desesperado

El dolor

La tristeza

El amor

Algo nuevo que aprendí hoy

Yo de niña

Yo de adolescente

Yo ahora

Todo negro

Un punto blanco

Y el big bang.

 

 

Ellos son la mejor historia jamás contada.

¿Realidad o magia?

 

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MEDUSA MANIFIESTO.

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“Medusa era una hermosa joven y Poseidón la deseó para él. El dios de los mares la atacó y la violó dentro de un templo dedicado a Atenea. La diosa tomó este ataque como una ofensa y castigó a la mujer dándole serpientes en lugar de cabello y con la maldición de convertir en piedra a quien mirase. Medusa fue víctima de violencia sexual y la historia que conoces la convirtió en una villana.”

 

Puedo sentir cada centímetro de tu piel

Oler tu esencia

Tinte de pecado desde que naciste.

El sexo, el cerebro y el género se mezclan

Se entrelazan a lo que debe ser

Y en tu centro

Una sabe

Tú lo sabes

Eres mujer.

Querida mía, te entiendo

El miedo, la impotencia, el enojo, el coraje, el que nada cambie

Pero aquí estamos

Para encontrar lo que se nos fue prohibido

El conocimiento de la manzana bíblica podrida.

¿Estás lista?

Lo primero que querrán hacer

Será magullar tu cuerpo

Puede ser de diferentes formas;

Te lo tocarán sin permiso

En tu infancia, adolescencia, adultez

Demostrarán que no te pertenece

Herida marcada

Para que no te atrevas a disfrutarlo

No sepas usarlo.

Queremos te separes de ti misma y tu poder.

Si así fue

No temas

Lo siento tanto

Esa cicatriz queda en la memoria

Muy atrás en la cabeza

La mayoría de las veces

No podrás superarlo.

Te castigarás y el mundo te castigará por ello

Lo querrás delgado

Lo querrás quemado

Lo querrás muerto

Eso quieren, la disociación de tu elemento.

Diferente forma, será la comparación con la otra

En busca de la aprobación masculina

Que es como el fantasma de la ópera

No lo ves, pero de repente te ahorca

Bienvenida al juego.  

Tendrás que poner tus ropas al fuego 

No importa si quieres jugar o no 

Te aviso que vas a vivir con miedo.  

Nadie te va a entender, a veces ni siquiera otra mujer. 

Tu cuerpo no te pertenece 

Nos vamos a encargar que lo odies, lo menosprecies,  

lo regales al mejor postor 

Si estás en un mal lugar, a una mala hora o sola 

La bolsa de basura será tu deshonra. 

El patriarcado dicta, algunos hombres se burlan 

“Eso no existe” 

“La violencia no tiene género” 

“También hay mujeres malas”. 

Tranquila

Sigue leyendo, que esto es Medusa Manifiesto.

Nada más lejos de la verdad

Todos quieren ser tú.

Que lo sepas

Lo asumas

Lo apropies

Freud hizo intentos, pero en algo estaba incorrecto;

No sentimos envidia al pene

Que es el sinónimo de poder

Es completamente al revés

Quieren ser tú o poseerte

Tienes algo que ellos no tienen

Ser consciente todo el tiempo de la muerte

Y por ello

Dadora de vida

Contenedora de emociones

Expresiones artísticas.

Por eso, casi todas mudas durante la historia

Tus hermanas

Tus ancestras

Algunas valientes lo intentaron

Y salieron sus nombres

Úsalas, son guías

Pequeñas estrellas que lograron brillar

En un mundo que no estaba hecho para ellas.

Las que pasaron y murieron sin poder hablar

O gritar

Aquí estás para honrarlas

Porque tu voz es poderosa

Tu mente afilada

Dejarás de ser virgen al servicio de tus deseos

Para ser puta inmaculada.

Con la dominación de tu cuerpo

Ese gran peso que sostiene nuestro esqueleto

Podrás concentrarte en lo que hay en lo más profundo de ti

Esa ambición que se te fue negada

Vas a apropiártela.

Tu ser

Diosa de la existencia misma

Nuestras moléculas nos dirigen al mismo lugar

Ese momento en el que fuiste creada.

No temas, aquí hay manos para sostenerte

Te lo debo, me lo debes

Hay hermanas que no tienen tanta suerte

Todas estamos mancilladas.

La mente debe estar limpia de la violencia que nos genera nuestro exterior

Por eso debes estar preparada para hacer la mayor excursión

Esa aventura que no cesa

Cerrar los ojos

Respirar

Saber qué hay tu interior.

Silencia todo

Calla todo lo que crees saber de ti

Y sobre ti

Casi nada es verdad.

Cuando lo encuentres

Como en el centro de la tierra

Esa roca ardiendo que te dice qué hacer

Intuición aniquilante de ceguera.

No quieren que llegues ahí

No les conviene

Y lo que no quieren, es lo que debemos buscar más.

Pregunta todo

Cuestiónate sin pudor

Ninguna pregunta es mala

Ninguna respuesta es deshonesta

Ningún aullido será mal visto

El círculo de vida

El encuentro de una misma.

¿Te quieres sexualizar?

¿Hipersexualizar?

Explórate

Pregúntate; ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Con quién?

Nuestras prohibiciones están en nuestro contexto social y cultural

Una vez más

En el afuera.

Cuando haya dudas, regresa a ti.

Conectadas con la luna y la marea

Algunas sangramos cada mes

Vivimos en carne propia el renacer

Nuestro cuerpo nos recuerda

Que está todo interrelacionado

Que todo tiene su espacio y forma

Que nada está escrito

Hasta que haya sido escrito por nosotras.

Desarrolla tu ser hasta sus últimas consecuencias

Ve en contra de la norma

La muerte de una

Es la muerte de todas.

Amplia tu conocimiento

Ayuda a la otra

Te necesita

La necesitas

Nos necesitamos.

Es la única manera de derrumbarlo

Unidas

Aunque pensemos diferente

Aunque no seamos amigas

Aunque nos hayamos lastimado con la misma herida

Copiemos lo que los hace fuertes

Ese pacto que tienen entre ellos que nos hace imposible romperlo

Su lealtad es más fuerte que nuestros intentos.

El patriarcado te muestra de frente

Su único talón de Aquiles:

El lazo inquebrantable que se tienen.

Sí, una vez más

Ese trabajo debe ser tuyo

Sé que estás cansada y harta

Pero ellos no parecen tener ganas de aprender o hacerlo diferente

Y llegarás a eso que conocemos nosotras por el simple hecho de ser mujeres.

Te van a llamar ridícula, sofista, ilusionista

Los tres elementos que nos sostienen

Cuerpo, mente, espíritu.

No temas en llamar a Dios

No temas a los insultos

La única manera de ayudarnos entre todos

Incluso a ellos

Es a través de nuestra comprensión

La compasión absoluta

Eso llamado amor.

Al ser oprimidas

Sabemos el valor de la vida misma

Por eso

No comemos carne muchas feministas

Ningún ser vivo debe ser lastimado en tu transitar

O el menor posible

Lo que no soporte la dimensión capitalista patriarcal.

Es nuestra revolución morada

Sé imperfecta

Sé lo que quieras

Permite que esa luz blanca llegue a ti

Permítete el sentir

Dale un valor a la injusticia.

Explora el amor propio

Fomenta tu individualidad

Para crear un colectivo solido en el que te puedas amarrar.

No estás sola

Nos tienes a todas.

Busca cuando las respuestas se acaben

Habla con tu yo del futuro

Sana a la del pasado

Vive la de ahora

La única regla; no joder a la otra.

¿Estás lista?

Esto es Medusa Manifiesto.

No más castigadas ni señaladas entre nosotras

No más reclamos de saber quién es más mujer que quién

Lo somos todas;

Esas que queman

Esas que callan

Esas que matan

Seguimos siendo brujas

A las que quieren separar de su manada

Es hora de escucharnos

De respetarnos

De sabernos conocedoras

Sabias

Aunque nos digan locas

Trastornadas

Aunque nos mediquen

Pues somos las que vamos a terapia

Aunque nos tengan adormiladas

Aunque nos tengan cegadas

Aunque nos quieran calladas

Viviremos con esas emociones que se nos fueron asignadas

Ya han tenido su cuota de mujeres silenciadas.

Mi amor,

Amor mío

Madre que amo y admiro a pesar de sus errores

Que son los míos.

Todas en la misma línea recta

De complacer con tal de ser amadas

Con temor de ser abandonadas

Sabemos que después de ser maestras, madres, amantes, geishas

Habrá otra con la que podrán reemplazarnos

Otorgamos nuestro poder al hombre

Porque tememos en el nuestro

Recuperar espacios

Que se nos han negado

En las artes

En la ciencia

En la casa

En las calles.

Tu empoderamiento es dejar de regalarlo

Al hombre barato

Al capitalismo opresor

Al individualismo narcisista

Di no al número que nos encarcela

Atrévete al descubrir quién eres

Al descubrir a la otra

A la oprimida

A la sumisa.

Sin juicio

Juicios ya hemos tenido bastantes.

Escucha

Sé escuchada

No des consejos cuando no se te piden

Sé madre de muchas

Sé madre de todas

Sé madre tuya.

Léeme y suelta mis letras

Crea las propias

Mi Medusa

Muero por leer tu Manifiesto

Muero por ver como germinas

En eso que nosotras valoramos tanto

Llamado vida.

 

 

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RENACER.

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“El amor es la voluntad de extender el propio yo para favorecer el crecimiento espiritual de uno mismo o el de otra persona. El amor está en los gestos y conductas a través de los cuales se expresa. El amor es un acto de voluntad.” M. Scott Peck.

Hablo en primera persona de nosotros,

Queda claro que tú y yo somos lo mismo.

Respiro, existo en la magnificencia de la creación de vida que nadie comprende.

Me dejo llevar ante la causa y efecto

Hasta que paro y trato de entender qué significa todo esto.

Lucha interna al querer modificar el exterior

Lucho ante la impotencia de ser solo un observador.

Conductas aprendidas de mi infancia

Las fuertes, las dolorosas, las felices, las comprometedoras

Nada se está quieto, nada es mío, soltar es el requisito.

Me caigo y al sangrar, me reconstruyo

Como herida abierta que cierra

Mi cuerpo entiende

Mi mente, no tanto.

Me hinco ante las posibilidades de ser nada

Mente, cuerpo, alma

Quiero amar y ser amado

¿Existe el alma?

¿Y si todo es un plan del ser humano para no sentirse tan desdichado?

Este plano me recuerda que todo es efímero

Uso el tiempo

Pero ese espacio es limitado

Pero en realidad no existe

Pero, pero, pero.

Te mueres.

No hay más segundos ni minutos en el reloj

Se acabó

Juego de mal gusto

Sin explicación.

Sin nada en el que sostenerme

Manejada por el dinero

Un imaginario colectivo

Para que no piense en vivir

Solo en sobrevivir sin destino.

Mientras el ser humano autodestructivo

Al no poderse matar a él mismo

Mata a otros.

Con acciones, con palabras, con comportamientos dañinos.

Te quiero matar porque quiero ver que te hace estar vivo.

Vitalidad es la fuerza potente

La luz

Mi instinto

Lo que hace que me enamore en este oscuro abismo.

¿Cuántas veces he dicho me quiero morir?

Terminar el sufrimiento que se acaba solo así.

Desciendo al infierno

Al sentirme sola

Cuando mi exterior e interior me controlan

Cuando mis emociones se desbordan

Cuando dejo que otros me lastimen

Cuando me sangro a mi misma

Cuando no hay balance

Cuando la paz no reina

Cuando dejo que mis pensamientos y mis traumas

Dominen mi cuerpo.

No controlo nada

Y bajo para encontrarme con el diablo cara a cara

Ese diablo que soy yo

Yin yang

Dualidad

Luz oscuridad

Femenino masculino

Polos opuestos que dictan mi destino.

Lloro, por mi, por ti, por todos

Y vuelvo a ser niña

Esa indefensa que pide cuidados

Que no puede sola

Que no entiende nada

Que necesita un abrazo

Que muere por una mirada

Que me ayude a salir de este letargo.

Lloro y el diablo no tiene nada que darme

Susurra “aprendizaje”.

Ante las cenizas

Volteo y veo mi cadáver abierto

Buitres se acercan a morderlo

Las llamas me consumen

Me hago pequeña ante lo incierto.

Recuerdo mis experiencias, los sueños, mis anhelos

Nada importa

Me siento sin fuerzas

¡Sálvame!

Suplico al aire.

Muevo mi densidad y siento

Como el Tao cubre mi cuerpo

Ese espacio vacío

Las estrellas me recuerdan que somos lo mismo.

Me fundo ante todo

Fluyo

Me contengo

Resisto

Comprendo

Vuelvo a caer

Sangro

Lloro

Suplico de nuevo

¡Sálvame!

Me acuesto en posición fetal

Trato de regresar a ese momento en el que fui creada

Útero de mi madre

Esos meses de contención amorosa que ahora no poseo

Me retuerzo al abrazar mi estómago

Recuerdo ese sentimiento

En el que mi ser se creaba ante ese milagro

Y renazco

Repito un mantra

“Me deshago de conductas destructivas aprendidas”

Puedo ver la luz en mi plexo solar

Ese grupo de nervios en mi abdomen

Su función es enviar mensajes a mi cerebro

Mensajes de dolor que se envían desde el páncreas.

Todo conectado en mi cuerpo

Ese sistema central que me defiende, se enferma, instintivamente se ama

Si yo lo decreto.

Moribunda

Con espuma en la boca

Es día de resurrección.

Logro ponerme en pie

No me sostengo sola

Ser individual para crear colectivo

Tengo la mano de varios amigos.

Me ayudan a levantarme

Han escuchado mis gritos

Me vulnero al pedir ayuda

Todos estamos en la misma lucha.

Escucho música, leo, escribo, observo.

Entiendo lo que otros dejan en su mensaje al transitar

El aprendizaje de voz en voz

Esas almas incluso que ya no están

Dejaron instrucciones claras de cómo enfrentar el descender

Para resurgir de nuevo.

Amor propio, ¿qué es eso?

Esencia única

La fuerza motora

Esa energía que se transforma

La siento al cerrar mis ojos

Al hacer el amor

Ante un abrazo

Palabras sensibles

Cuando lloro de felicidad

Veo la naturaleza

O a un ser amado

Cuando pido al universo un momento de felicidad eterno anhelado.

Entiendo que mi luz es igual que la tuya

Que todos somos exactamente lo mismo

Que todo es mental

Que luchamos ante un constructo social

Que debe empezar a desmoronarse

Al desapegarnos de todo lo aprendido

Para ser nosotros mismos.

Como una bomba

Empiezo a desconectar los cables de mi cerebro

Para volverlos a conectar

Con cuidado

Me equivoco, exploto y vuelvo a empezar

Y conecto

Me desconecto

Y vuelvo a empezar

Regreso al útero para renacer las veces que sean necesarias

Como ave fénix.

La muerte en vida existe

Lo dicen todas las culturas

Las religiones

Nuestros antepasados;

El sol saldrá después de la luna

La rueda de la fortuna

A veces estás arriba

A veces abajo

Mantener la calma

La serenidad

Ante la felicidad y el sufrimiento por igual.

El equilibrio que nos mantiene a flote

A lo mejor si todos encontramos esa luz

Podemos ser compasivos

Tomar la mano del que está en el infierno

Y ayudarlo a renacer.

Despierto

La luz del sol me deja ciega unos segundos.

Es hora de usar lo aprendido

Tomo fuerzas

Agradezco

Suelto

Me libero

Tengo paz

Con mi deseo profundo en las entrañas

De ser plena

Aunque las cosas no salgan a mi manera.

Nada es para siempre

Ni mi propio yo.

¿O sí?

Ser número ocho

Infinito

En la conexión con todo ser vivo para encontrar lo que nos angustia

La separatidad del todo

Ese nirvana

El placer de no sufrir

Que a veces podemos sentirlo.

Ser Diosa que significa amor

Creadora de mi mente

Controladora de mi ser.

Siento tu abrazo, que es el mío

Mis nervios cerebrales conectan con los tuyos

Y nos amamos

Nos fundimos

Cuando llega el sol

Después de la igual importante luna

Encontramos el control de nuestro propio centro

Nos amamos en equilibrio

Para el renacer del humano compasivo sensible creativo.

 

Yo lo decreto.

 

 

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OCHO.

OCHO.

 

DIO entra a una habitación blanca. Hay una mesa gris de metal en medio de la habitación con dos sillas que se miran de frente del mismo material. DIA está sentado en una de ellas. Su corporalidad es desganada, sin energía, con hartazgo.  

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