Uno de ésos días en los que te levantas y sabes que algo nomás no encaja, te levantaste con el pie izquierdo, soñaste con gatos negros cruzando tu camino, o Dios sabe qué.
Y es justamente eso, éstas malas jugadas del destino siempre se las adjudicamos a alguien más, generalmente a ésa fuerza superior que nos maneja como títeres sin piedad, al cosmos, a algún señor barbón y poderoso o para los ateos y escépticos pues al que tengan al lado. Volteas al cielo y dices: Chale, ¿neta? , de ésos días en los que dices: ¡Ya párale, ¿no?!
Te cuestionas seriamente tu existencia, tu cordura y propósito en la vida, bueno, bueno tampoco pero la neta si sientes que estás medio zafado y que eres el único. En el clímax de tu sufrimiento recurres a ridiculeces tales cómo llorar cómo si estuvieras en una película, te ves en el espejo y perfeccionas tu cara de llanto, te dices: ¡¡¡Yo no merezco esto!!!
Te auto compadeces y crees que tu dolor es el MÁS grande en el mundo, si te llegan a llamar, contestas aclarando la garganta, pero no del todo y cuándo te preguntan: ¿Qué tienes? Tu obviamente contestas que NADA, con voz que denota todo lo contrario, ósea sólo un sordo te lo creería. Si es que algún ingenuo logra caer en tus redes de manipulación, no hay consuelo que te sirva y a veces hasta se empeora la situación.
Un evento que trastorna todo, porque te entra a la mente el ‘demonio del mal día’ y ya estuvo que a ti todo te sale mal, así te eches agua bendita.
Para mí uno de ésos días fue hace poco y empezó con un casting…he asistido a miles, pero hoy era ése día en el que algo no acaba de encajar, llegas y te ven feo, sientes que todos son mejores y más guapas y demás que tú.
La señorita que se encarga de recibirte parece que sufre de una sequía sexual tremenda y desquita su frustración tratándote con la punta del pie. Me estaba empezando a estresar y me dije a mí misma: ¡Tranquila! ¡No te mal vibres! Eres una excelente actriz, ¡confía en ti misma! … AHA, sigue soñando chiquita. Paso a hacer el casting y a mi santa mente se le ocurre ponerse en blanco, no recuerdo ni una sola línea. Ok, respiro, lo hago de nuevo: sale el texto, pero un robot lo hubiera hecho mejor que yo. La tercera es la vencida, ¿cierto? pero para ése entonces mi estrés era superior; he agotado la poca paciencia del que me castea, las luces me provocaban una sudoración traidora, está bien ahí va… PFF… cuál vómito saco las palabras, sin titubeo pero no es agradable.
Salgo sintiéndome fatal, enojada conmigo misma por haber arruinado una oportunidad, dudando de mi talento, pero decido levantarme y seguir adelante, en fin, de todo se aprende ¡Vamos actitud positiva!
Voy al segundo casting, un poco más tranquila, pensando que ésta vez todo saldrá bien, llego y chingos de gente, ósea ya estuvo que me echaré 2 horas aquí, pues ni modo esperaré, que tal que me escogen, ¿no? Finalmente es mi turno y oh sorpresa los señores del casting ya tienen prisa, por lo cual sólo les pedirán que digan a la cámara su nombre, edad, den una vuelta y sonrisa. ¡¿Cómo van a saber lo maravillosa que soy con sólo eso?!
Transcurridas varias horas en las que nada trascendental sucedió llega la noche y es hora de irme de fiesta, cabe mencionar que me encontraba ‘a medio pleito’ con mi novio, a medio pleito porque ya habíamos discutido y disque solucionado el problema, pero seguir con jeta y hablar cortante no es estar bien y felices, no me jodan.
Y pues la fiesta es con él y sus amigos, ésos amigos que si no estás peda la verdad no son tan simpáticos, además de que peda convives fácilmente y no te importa tanto que tu novio no te pele. No es que sea alcohólica, ósea tomar no tiene nada de malo, es normal, todos lo hacen y bueno yo lo hago porque quiero, no lo necesito OK?!!!!
Está bien, está bien, sí, soy bebedora social.
Pero, éste era un mal día, ¿recuerdan? Y pues resulta que ésa noche yo no podía tomar porque, estaba tomando antibiótico, traía una infección en el estómago nada agradable, así como mi casting. Y porque no, se me ocurre la maravillosa idea de hablarle a mi amiga Panchi, para que me solucione la situación regalándome una visita con su amiga María Juana. Sí. De vez en cuando no tiene nada de malo, pero hacerlo cuando estás inestable emocionalmente, mejor métete a tu cama y duérmete.
Abuso un poco de María, pensando que así aguantaré toda la fiesta, pero de camino no contaba con la no astucia del tráfico defeño, zas, me empiezan a sudar las manos… ¡no, no pon música y relájate! No está funcionando,¡¡¡ ¿Por qué no avanzan?!!! Cambio de canción, cambio de canción, subo el volumen, ok bien, ahorita ya llegamos, está canción es mi favorita, ¡Báilale!, oh no, no, me zumban los oídos, no, no cálmate Luciana, todo está en tu mente, Ay Dios, no me siento bien, no tú eres más fuerte, ¡Contrólate! Puta madre y vengo manejando, ¿Qué voy a hacer? ¿Qué van a decir mis papás? respira, calma, ¡CÁLMATEEEEEEEEEE!
A dos de sumirme en la pálida me logro controlar y llego a la fiesta, veo a mi novio; que ya está más allá que acá de cubas, con dos amigos y ÉSAS amigas. Ésas lobas, digo, amigas que se llevan pesadito, son pedotas y solteras claro y no falla su mensaje semanal facebookero. Y pues no es que yo sea celosa y posesiva… bueno un poco, ¿ok?
Pero es que simplemente a mí eso de mejores amistades entre sexos opuestos, que claman ser cómo hermanos y juran que nunca hubo ni habrá nada de nada… nada más no me acaban de convencer. Porque a mí la vida me ha probado distinto y entre hombres y mujeres a huevo que hay atracción, así sea sólo de parte de uno y lo tenga consciente o se haga wey.
Hago mi mejor esfuerzo por convivir, pero como que todos me parecen ridículos, no me causan gracia sus chistes y a pesar de estar en un jardín lleno de gente me siento más sola e incomprendida que una anoréxica en el súper. Decido retirarme, sintiéndome más incómoda y loser que nunca.
Ya en el confort de mi cama, reflexionando sobre mi día, me empiezo a sentir calmada y me sale una sonrisa… no, no, no… María ya no estaba, me empieza a dar un chingo de risa la gravedad que le di a todo.
El haberme sentido la ÚNICA miserable en el mundo cuando seguro a muchos les pasa, lo ridícula que me he de haber visto toda estresada y angustiada, mis pensamientos negativos que seguro nada que ver con la realidad, todo el caos mental que me provoqué…yo solita.
Creo que a veces es mejor dejarse llevar, tener un mejor sentido del humor acerca de uno mismo y no tomarse la vida tan en serio, en fin, ¡mañana será otro día!
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