A veces una se pasa de pendeja, no creo que por tonta específicamente, si no por buena; por querer creer que no todo el mundo es malo, por sentir en el fondo, que todo ser humano tiene un poco de corazón.
Esto que voy a decir puede afectar a mis lectoras: no todos los hombres son malos, ¿la mayoría? Sí, pero no todos.
El ser malo no es cuestión de género sino de valores y principios. Cómo escojamos a nuestra pareja en turno, tiene que ver mucho con nosotros mismos; antes yo me adelantaba a andar con los hombres que conocía porque creía que esos pequeños defectos que yo veía, por el amor que sentían por mí, serían corregidos con él tiempo.
Ahora sé que no quiero en un hombre, y cada vez que conozco a alguien lo registro como lista de cosas por hacer:
– No quiero a alguien que sea infiel.
– No quiero a un drogadicto.
– No quiero a alguien frio.
– No quiero a un mujeriego.
– No quiero a un flojo sin sueños.
– No quiero a un mentiroso.
– No quiero a un desleal.
– No quiero a alguien carente de valores.
Para todo lo demás, existe MasterCard.
Se pueden hacer concesiones, tipo: “Es frio, pero me demuestra que me quiere”, pero jamás, jamás, quitar la lista de lo que quieres o lo que no quieres.
Empecé a salir con alguien (el cual quiero mucho), tiene todo lo que he buscado en un hombre, pero, como todos, no es perfecto. Era divino cuando estábamos solos, pero en el momento que había alguien, su afecto se desvanecía; se la pasaba pegado al celular y apenas y parecíamos amigos.
Me pidió paciencia, que no estaba acostumbrado, que lo ayudara. Yo sé mis limites, y algo con lo que no puedo, es con que sea prácticamente ignorada por el hombre que quiero. Llámenme insegura, carente de autoestima, pero quiero encontrar a alguien que este loco por mí. Que esté orgulloso de tenerme de compañera y que no tenga miedo de demostrarle al mundo que yo soy la única.
Le dije que sí, que le tendría paciencia, pero recordé mi lista y vi un punto importante: No quiero a alguien frio.
Nos tomamos unas fotos con un grupo de gente. Habíamos viajado juntos, pero decidí solo subir al Facebook las fotos donde salíamos con todos los del viaje. Esta era la prueba. Le dije que lo etiquetaría y que quería que aprobara las fotos en su muro. Fueron largas para aceptarlas, y cuando, al día siguiente, al fin lo hizo, solo las podía ver él en su muro, misteriosamente sus amigos no.
No pude evitar sentirme mal, no eran las fotos, era el simple hecho que él no iba a cambiar. Que prefiere tener sus velas prendidas, o que sus amigas piensen que está soltero, a darme mi lugar ¡Y ni siquiera eran fotos comprometedoras!
Nunca ha sido para darme siquiera un like en alguna foto mía. Pensé que era su personalidad, pero cuando vi que le dio like a la foto de un amigo mío que lo conoció en el viaje, pero a mis olvidadas fotos no, fue lo que me hizo reaccionar.
Con todo el dolor de mi corazón, tomé una decisión: Marcela, apégate a tu lista, un día, cuando menos lo esperes, esa persona llegará.
El amor es cuestión de ceder, es anhelar querer y ser correspondido. Cuando realmente quieres, los defectos del otro son hermosos, pero jamás comprometas tu felicidad, tus debilidades, o lo que siempre has querido, por complacer a alguien más.
Siempre he creído que la pareja es una muleta que te ayuda a que nunca te caigas, pero cuando esa muleta lastima más que ayudar, es hora de usar silla de ruedas.
Nunca sabrás si llegará el indicado, ese amor de nuestra vida que nos volará la cabeza con solo mirarlo, pero ¿saben qué? Así se tarde o no pueda encontrarme, no me cansaré de esperarlo.
Sé que hay alguien haya afuera con la misma lista que yo.
No te preocupes, no me muevo, aquí estoy.
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@marcelecuona
Que bien se siente eso de ser leal a una misma.
Abrazo fuerte, Marce. 🙂