¡Gata maldita lisiada! Términos muy femeninos. ¿Insultamos a otras mujeres por envidia, complejo o porque se lo merecen? ¿Por qué decirle “gata” a alguien es tan despectivo? Yo les diré por qué.
Yo tengo una gata. Gata, gata. Se llama Finolli. La idea era que fuera una especie de hija, pero no, se volvió una competencia. Tampoco es que esté loca, no Mimosas, sé que mi hombre no se va a acostar con una gata, el asunto es que ahora lucho por su atención. Dice “Gordi” y volteo, pero esta vez no me habla a mí, le habla a ella. Nos acostamos y la abraza, apapacha, la besa… y a mí, a penas y me pela.
Y la odio, ¡Oh sí! Claro que la odio. Ya no soy la princesa de la casa, ni la bebé, esa es Finolli. Y entendí un poco porque las mujeres estamos locas de remate; solo vemos un poco de competencia y perdemos la cordura y es ahí donde empiezan los insultos.
“Esa tipa es una criada, no tiene talento, está toda operada, es falsa, es una tremenda gata”. ¿Qué creemos, que si insultamos a esa mujer, se convierte en esos adjetivos?
En el medio en el que estoy, es todavía más difícil, porque la mayoría de las mujeres son guapas o tienen cuerpazos, así que es una gran competencia el saber quién es la más gata, para así, quitarle su valor. La palabra gata viene del término criada, y esa palabra viene de la mujer que te ayuda en tu casa, la empleada doméstica.
He visto mujeres de mucho dinero comportarse como unas “gatas”, cuando mi empleada doméstica es toda una reina. Nuestras definiciones están muy jodidas.
¿Qué es ser gata? ¿Ser pobre? Yo viajo en metrobus, en eco bici, camino, entonces supongo que soy gata. ¿Ser gata es ser naca? Pues de repente a mí se me sale el barrio, pues no solo digo nacadas, las pienso. ¿Ser gata es no tener educación? Pues a veces se me olvida ser amable, ser buen humano. Así que sí, creo que soy toda la definición de gata, ¿y quién no? A menos que seas Kate Middleton o Jesucristo, dudo que en tu vida no hayas hecho una gatada.
Te puede caer mal una mujer (por ejemplo, no soporto a las que se acuestan con hombres con novias o casados), así que mejor me alejo de ellas. Claro, me he topado miles de veces en conversaciones en las que me gana la lengua y critico sin saber o conocer. O sea, soy mujer. Pero la verdad, al final, en la casa, me siento fatal, pues no sé nada sobre la vida de esa persona, es más, puedo confesar que a veces hasta me intriga la vida de la mujer que critiqué.
Ahora, trato de querer a Finolli (aunque le pase la cola o las seis tetitas a mi novio), y sí, es una gata, pero es mujer, y eso, la hace mi igual.
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