A veces me gustaría ser hombre, no preocuparme por ponerme maquillaje, por pintarme el pelo, alaciarme.
No saber lo que significa estar temperamental cada veintiocho días ni preocuparme si me llaman puta por ser sociable.
Me fascinaría viajar mentalmente como los hombres y establecerme en la caja vacía, no pensar en nada. Ser mujer significa no tener en la cabeza un minuto de calma.
Ya ni siquiera son el sustento completo de la casa, la igualdad fue para las dos partes, las mujeres ya pagamos nuestras cuentas, hasta pagamos los taxis para quitarnos nuestras culpas por una noche de sexo fácil.
No me preocuparía por ser caballero, a las mujeres ya no les gusta nada de eso, ¿Quién quiere ser conquistada con flores y serenatas? Un hombre con solo prestarnos un poco de atención, le entregamos hasta el alma.
A veces me gustaría ser hombre, para no ser repudiada desde el principio de los tiempos, no ser amenazada en la Biblia, ni ser la culpable de todos los tormentos. Haber tenido igualdad desde que empezó la raza humana, a lo mejor si eso hubiera pasado, ya hubieran más mujeres astronautas.
Que el aborto no fuera mi decisión, es más, ni siquiera una opción. Que si no quisiera ser padre solo me desapareciera de la faz de la tierra. Por ser hombre, a mí el karma no me llega.
A veces me gustaría ser hombre y nunca volver a fingir un orgasmo, fundirme en el cuerpo de una desconocida sin tomarlo como un fracaso. Poder tener sexo con feas, con tontas, con malas mujeres, porque soy todo un macho, depende con cuántas me acueste.
Tener la libertad de venirme con quien sea, tomar como irlandés, fumar como chimenea y que todos me den una palmadita en la espalda diciéndome: “Eres un chingón, pidamos otra cerveza”.
A veces me gustaría ser hombre para no tener celulitis, nunca preocuparme por mi cicatriz de la cesárea, que me puse gorda, que el tiempo ya pasó, que se acabó la pasión y que lo más seguro es que me cambiarán por otra sin ninguna razón.
No preocuparme si voy a envejecer, pues todos saben que el hombre envejece con gracia, y entre más dinero tiene, más posibilidades tiene de hacer lo que le dé la gana pues nunca morirá solo, aunque sea malo en la cama.
Ser hombre para ser un culero justificado, no tener que pedir perdón en cada abrazo, ni sentir que se te van a caer las lágrimas si alguien te habla mal en el trabajo.
A veces me gustaría ser hombre para ser chistosa, una mujer tiene prohibido hacerse la graciosa. No vivir bajo etiquetas: eres la bonita, la gordita, la chichona. Simplemente ser persona.
A veces me gustaría ser hombre para ser más fuerte, más consciente, menos dramática. No pedir ayuda para cargar un garrafón, ni preocuparme si salgo a la calle con shorts.
Salir a las once de la noche sin pensar que seré violada, y que si pasa, no culparme porque seguro me lo busqué por ir en minifalda. Que el abuso sexual no me importe, porque si mi tío me viola siendo hombre, hasta Dios bajará a poner las cosas en orden.
No vivir bajo expectativas sociales, no casarme nunca y si se me pasa el tiempo, no ocurre nada, porque podré tener hijos hasta edad anciana.
A veces me gustaría ser hombre, así no habría competencia con mis compañeros, todos seríamos camaradas y si uno me baja a la novia, con un golpe y unos tequilas, la cuenta está saldada.
Ser hombre para ser menos complicada, menos sensible, menos entregada, menos exagerada…
Pero, la única cosa que los hombres nunca podrán ser, es la maravillosa travesía de ser mujer.
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