Mujembreitis (o de la búsqueda de identidad) Sí, una nueva, bueno ni tan nueva, especie de virus que ataca a las mujeres, generalmente aparece después de un mal noviazgo, una pintada de cuerno, crisis veinteañera o… por que sí.
Los síntomas suelen ser los siguientes: alta tolerancia al alcohol, valemadrismo acompañado de hambre severa, ligereza mental y pseudohuevos.
La paciente se siente y actúa como hombre. Su idea de cómo actúan los hombres claro, clama la igualdad de género pero sólo por momentos, éstos suelen ser a su favor. ‘Independiente, imprudente e indiferente’.
Las 3 i’s que la definen, porque ella no espera a que la inviten a salir, no tiene pelos en la lengua y no anda por la vida con el corazón en la mano. Suele tratarse con sanaciones grupales en establecimientos públicos, acompañados de música estridente y grandes cantidades del alcohol de preferencia, hasta llegar al hartazgo, he ahí donde inicia la recuperación…
Pero no hablo de una enfermedad grave, es como una gripilla pasajera, parte de ser una vieja viviendo en la sociedad contemporánea, siglo XXI… te guste o no. Todas lo hemos vivido alguna vez, casi todas, o seguimos ahí.
Como en toda regla, siempre hay excepciones, sé que hay cabronas y princesas hechas y derechas allá afuera, que nacieron inmunes al virus. Me da gusto por ellas, pero bueno yo y mis amigas no nos hemos escapado de ésta epidemia.
Hace no mucho me encontré víctima de éste virus. Confundida, más que Lindsay Lohan con su sexualidad, vagaba por la calles sin entender que quería de mi vida, con alguien más, no sé si me quiero casar, quiero tener novio, quiero estar sola, amo el desmadre, no quiero compromisos, me siento sola, bla, bla bla.
Todo inició por una intensidad femeninesca noviera, amaba a mi novio y era feliz de estar con él. Pero empecé a sentir celos inesperados e inexplicables, me ponía como loca si él salía con sus amigos al pedo, en verdad no dormía y tenía pesadillas. Él se desesperaba conmigo, pero a la vez… si yo llegaba a salir tampoco le complacía mucho, por lo cual dejé de hacerlo.
ODIABA su iPhone, incluido whatsapp por supuesto…. ¿Con quién tanto se mensajea? Era hipersensible, más de lo que ya era si es que es posible, y me fui llenando de inseguridades que desbordaban mi mente.
Esto me llevó a terribles peleas, hasta que un día ‘algo’ me entró en la mente y dije: NO, esto no está bien. Pero no era una claridad mental, era todo lo contrario, justo después de una de estas peleas decidí irme al antro con mis amigas en vez de quedarme en mi casa toda traumada, como acostumbraba a hacerlo. Llegué y la música, la gente, el alcohol me retumbaba en las venas… ¡¿de qué me había estado perdiendo todo éste tiempo?!
He ahí cuando me contagié de ‘mujembreitis’ y pues fue gradual el asunto, empecé saliendo más seguido con mis amigas sin importarme lo que pensaran los demás, incluido mi novio.
Al principio no fue fácil, generalmente mal copeaba a las 3 o 4 am pensando en mi novio y una vez hasta decidí irme a su casa y resulta que había apagado el celular, el taxi marcaba ya más de $150 y nadie me abría la puerta…obviamente.
Frustrada y ebria regresé a mi casa. Poco a poco la comunicación fue fallando y decidimos darnos un tiempo, es decir, cortar, porque eso de los tiempos no creo que exista. Yo estaba bien, la verdad salía bastante y no faltaba quien se pusiera al brinco y yo estaba disfrutando esta etapa de libertad, podía hacer lo que se me pegara la gana y no le rendía cuentas a nadie.
Sentía que así quería que fuera mi vida para siempre, hoy con uno, mañana con otro sin preocupaciones…’Como los weyes le hacen’ me decían mis amigas. Empecé a pretender ser alguien que no era realmente, pero yo en ése momento no lo entendía.
Conocía a alguien y presumía ser muy liberal y valemadrista pero por dentro me sacaba de pedo si no me buscaban al día siguiente. Me decía a mí misma que no importaba a pesar de que sí me importaba, sí salíamos y le tiraban el pedo a alguien más en mi jeta, que se mensajearan con ligues pasados, porque si te enculas con alguien así le ruegues a la Virgen, anhelas fidelidad y estabilidad.
Me invitaban a comer y yo ponía la mitad de la cuenta, porque quería igualdad de género pero muy dentro yo decía ‘Pero si él me tiene que invitar’ Yo le gritaba a la vida que me valía madres y así me expresaba. Pero pronto me di cuenta que ésa no era la imagen que quería proyectar realmente, me sentía terriblemente sola y mal a pesar de las porras que me echaban mis amigas, y entré bruscamente en la etapa de recuperación.
Una buena dosis de ‘reflexionoma’ me curó.
Sí soy una vieja que le gusta su espacio, me gusta el pedo, quiero expresarme a mi modo, quiero que los hombres me respeten y me vean como un igual pero tengo que entender que no somos iguales y eso es muy distinto.
Tenemos cromosomas distintos por una razón, es ilógico querer ser y pensar igual. No voy a negar mis sentimientos, soy sensible…está bien hipersensible, pero ahora entiendo que cada quien tiene su modo de sobrellevar las cosas…
Hablé con mi ex novio en busca de respuestas y de sacar una espinita, y me contó que él cuando salía después de habernos peleado… no era que se la pasara de huevos siempre, sino quería distraerse sanamente y ya no pensar en el pleito.
A veces en verdad no hay nada por su mente y la mía está a mil por hora hasta cuando duermo, que castrantes han de haber sido mis mil ‘¿Qué piensas?’.
Mi mamá acabó por darme las palabras finales… ‘Mira, tu papá a veces anda en otro canal, pero desde la primera vez que salimos pusimos las reglas sobre la mesa: yo no trabajo y él me trata como reina.’ Y eso era lo que mi mamá quería. Tenía claras sus necesidades y valores.
Así que yo me puse las mías. No hay necesidad de caer en estereotipos que nos pinta la sociedad, o eres puta o la stepford wife, o eres malhablada, mocha, rara, mantenida, workaholic, solitaria, nini, whatever, el punto es que tu definas como quieres ser, como te quieres relacionar y quien decida acompañarte en el camino, ¡pues bienvenido!
Ésta es la verdadera cura al virus, llámalo como quieras.
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