Alejandra me dijo: “Me pondré en huelga, no voy a volver a tener sexo con un tipo que no quiera bien conmigo.”
Esta declaración me sorprendió; Alejandra era el tipo de mujer feminista, la cual creía que los hombres y mujeres podían tener sexo casual sin ningún tipo afecto de por medio. Odiaba a los hombres que después de tener relaciones, la abrazaban o le decían “te quiero”.
– ¿Y ese cambio tan drástico? ¿Al fin piensas enamorarte?
– Marcela, ¿Por qué me preguntas pendejadas? No es cuestión de amor, el tema es que los hombres ya no se esmeran ni para eso. Ya hasta pedirles que pasen por ti para tener sexo, les ofende. Pero, ¿Qué nos sorprende? Estamos tan disponibles para ellos, que si no eres tú, será otra. No. Quiero de perdida a un cabrón que me mande un mensaje de buenos días. A veces creo que me acuesto con quien sea para reafirmarme, para quererme, para demostrar que muchos quieren conmigo, para no estar sola. Pasa todo lo contrario al día siguiente; me siento más sola que nunca, usada, desechable.
No podía creer que Alejandra confesara su talón de Aquiles.
Y justo cuando crees que es la próxima Aristóteles en mujer, dice algo como:
– ¿Sí sabías que la fecundación de la abeja reina se produce en el vuelo nupcial? Normalmente las reinas repiten en dos, tres y hasta en cinco oportunidades. Después que copula con el zángano, este muere porque se desprende su aparato genital. Las reinas copulan con hasta quince zánganos. La reina guarda en el interior de su abdomen el esperma de los diferentes machos con que copuló. A veces creo que me equivoqué de especie.
Y así sin más, vuelve a ser la misma Alejandra de siempre.
Me puse a pensar en el sexo casual. Nuestra liberación femenina puede que nos haya puesto en aprietos, y no solo eso, ¡los hombres están felices con ella! Al creernos igual que ellos sexualmente, tenemos la teoría que podemos acostarnos con quien sea (y de que podemos, podemos), el asunto es que nosotras al día siguiente nos sentimos usadas. ¿Por qué ellos no experimentan la misma culpa?
Nosotras nos regimos por nuestro centro emocional; todo lo que hacemos va conectado con nuestras emociones. Piénsalo un momento; cocinas para alguien, y le pones todo tu amor, te arreglas para el mundo, y te esmeras hasta poniendo música romántica, vas al antro con tus amigas que amas, y todo es felicidad.
La verdad es triste y desoladora: somos unas cursis ridículas.
He podido tener sexo sin poner una pizca de sentimiento en el momento, me he sentido feliz al satisfacer mi instinto, y lo acepto, me siento orgullosa al poder comportarme como hombre.
Debo ser honesta: no siempre me funciona. Por lo regular, cuando me comporto como hombre, es cuando estoy dolida o me rompieron el corazón. ¿Acaso he estado llenando mis vacíos con diferentes cuerpos?
El otro día platicando con mi padre, me dijo que antes acostarte con una mujer era más difícil. Ahora, todas están disponibles sexualmente: “Yo creo que hoy por hoy los hombres no quieren un compromiso porque pueden tener sexo con la que sea ¿para qué guardarte a una si puedes tener miles?”
Nunca debemos confundir la liberación femenina con libertinaje.
Odio las etiquetas; las palabras puta, zorra, resbalosa, facilota, etc… me enojan de sobre manera. ¿Por qué un hombre puede acostarse con muchas, pero si te acuestas con él en la primera cita, pensará que eres una zorra? ¿Por qué nosotras no pensamos eso?
Porque nosotras damos por hecho que se han acostado con bastantes; así son los hombres y los queremos de igual manera.
Un contacto que tengo en Facebook, puso este status:
“Veo muchas fotos de niñas con sus papás agradeciéndoles la gran educación y ejemplar conducta que les transmitieron… Luego recuerdo la reputación de esa niña y no puedo evitar reflexionar sobre lo que pensaría su papá si supiera cual es el comportamiento de su ¨hijita” cada fin de semana ahogada en un antro y agarrándose a un güey distinto. ¿Será que así las educaron? Jajaja”
Cabe recalcar que esta persona se casará a sus treinta y seis años; después de haberse cogido a todo lo que pudo, después de haber viajado y conocido. Está tomando la decisión correcta al haberse tomado su tiempo para elegir bien a su pareja. ¿Por qué nosotras no tenemos ese mismo derecho? Lo más sorprendente fue que muchas mujeres le dieron like a este status. No solo se me hace un status misógino, lo creo lleno de odio, y desgraciadamente, así empezó, por decir un ejemplo, el nazismo. Con prejuicios y odios.
Ningún género es mejor que otro, solo somos distintos (¡Bendito sea el señor o no tendría blog!), y nuestra obligación como mujeres es ser honestas con nosotras mismas.
- ¿Me acuesto con este tipo que no conozco para sentirme bien conmigo misma? Al día siguiente te sentirás peor.
- ¿Me importa si no me vuelve a buscar? Plantéate si en verdad estas lista para quitar todo sentimiento, porque si el tipo hace buenas chambas, créeme, vas a imaginarte que lo amas.
- ¿Soy desechable o soy una mujer que vale la pena en todos los sentidos? Amor propio es nunca permitir que te usen y te boten.
Creo que todos tenemos el derecho de vivir nuestra sexualidad como mejor nos plazca, hay cosas más importantes en el mundo que el sexo.
Yo también entré en huelga, no por lo que piensen los garabatos con carne colgando (hombres), sino porque creo que estoy teniendo sexo por las razones equivocadas. Creo que lo hago por autoestima y ya no por placer. Lo hago por poder, y reconocerlo es el primer paso para hacer las cosas bien.
Hasta ahorita la única afectada con mi huelga soy yo, pero tengo la esperanza que sufran con el tiempo algunos garabatos con carne colgando.
Si tú como Mimosa, tienes una historia que contar, mándamela a mi mail [email protected] y pon de título POST. Pon tu nombre y una foto para que se promueva el post y si tu historia es buena la subiré al blog, serás mimosa por un día… ¿Te atreves a salir en el blog? ¿Te atreves a que te lean nuestros 20 mil lectores al mes? ¡Haz la diferencia y mándame tu material! Yo me encargo de lo demás. MIMOSA MARCE)
@marcelecuona
¡Sin comentarios aún!