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DAFNE Y SEBASTIÁN

Sebastián tenía la edad suficiente, pelo en la cara y odiaba a la gente. Perseguía cualquier tipo de música, pero Nirvana era su grupo favorito, todo el tiempo lo escuchaba en su recámara mientras cobijaba sus instintos. Vivía aún con su madre y no tenía prisa por cambiarse. Siempre lo mismo, volaba con sus pinturas por las tardes; lluvia sobre el mar y un velero peleando con las aves.

Todos los días son iguales hasta que llegó uno distinto; tapó su cara con el pelo, sentía un ardor en la piel sin saber qué era; lo pudo identificar después, eran las ganas de no respirar, de morir sin mirar atrás. (más…)

PAULA

“Recordó que los sueños de los hombres pertenecen a Dios y que Maimónides ha escrito que son divinas las palabras de un sueño…”

Borges. El milagro secreto.

 

Estaba incómodamente sentada en su cama, su cuarto estaba un poco desordenado, era la primera vez que me dejaba entrar. Me moría de nervios porque sabía lo que iba a pasar.

Se paró a desvestirse, pero no por completo, se dejó la ropa interior puesta. Era muy alta y delgada. Pude ver su piel completamente blanca, era tan transparente que se asomaban sus delgadas venas debajo. Sus caderas eran tan voluminosas que contrastaban con su finísima cintura y sus pechos no muy grandes, pero redondos. Sus pezones eran dos botoncitos rosas tenues apenas visibles por la tela ocre del brassier.

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EL ABORTO

Sentí mi cuerpo diferente, no sé cómo describirlo, diferente. Mis pechos me dolían, me irritaba todo lo que me decían y tenía sueño todo el día.  Llamé a mis amigas: “No sé que me pasa, me siento rara, triste.” (más…)

JAQUE MATE

Como creadora, tengo un personaje favorito, Marcela. Para escribir un buen personaje, necesitas conocerlo a la perfección: Marcela es de piel blanca, ojo claro, pelo negro (pero se lo pinta de rubio), alegre, extrovertida, depresiva, dura, fuerte, confrontativa, le gusta transgredir y retar a la gente. La hice así porque al crear su pasado, le puse una huella de dolor fuerte y está a la defensiva para que no la lastimen. Así sé que mi personaje tiene herramientas para enfrentar cualquier situación.

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DIARIO DE UNA ADICTA EN REHABILITACIÓN.

Mi viaje comenzó como todos los viajes: Empacando. Hace tiempo que no viajaba sola. Siempre con un hombre al lado. Me embargó una sensación de soledad inmensa.

Toda mi vida he viajado y de repente tuve miedo de subirme al avión sola, ¡Hazme el favor!, pero yo, feminista de vocación, decidí treparme al avión. El problema es que soy machista de corazón.

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VEINTEAÑERAS VS TREINTONAS.

Estaba en el antro con mis amigas, entré al baño (al parecer mi vejiga ya no aguanta un tequila sin tener que ir a desecharlo), una niña me vio entrar y me dijo: “Tú que ya te ves grande, necesito un consejo.” ¿Grande? ¡Tengo treinta y tres años! ¡Soy una pequeñuela! No tanto como ella, al parecer. Me dijo que tenía diecinueve años, casi veinte, y que estaba enamorada de su jefe, pero que el susodicho tenía novia. Estaba a punto de darle el consejo cuando me platicó que había tenido sexo con un mesero en el baño y que le había dado un blow a un argentino en lo que llevaba de la noche. 

Un argentino, ¿cómo no lo vi yo primero?  

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EL RINOCERONTE (La carrera de una actriz).

Aún recuerdo lo que fue tener veintitrés años y entrar a Casazul, una de las escuelas de teatro más importantes en México. No sé cómo, pero me quité toda inseguridad un par de horas para decir un monólogo que me tardé una semana en aprender. Me avisaron que había quedado después de ese torpe casting, pero no a la carrera de actuación, sino al propedéutico que consistía en dos semanas de clases intensivas; si los profesores te aprobaban, estabas dentro.  

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ROMPERSE LA VIDA PARA CONTINUAR.

Es bien sabido que todos los días tomamos decisiones, que el ser humano está constantemente eligiendo, desde pararse o no, dormir cinco minutos más o mejor diez, qué desayunar, qué ponerse, qué hacer primero, qué es lo más importante de la lista del día, qué es lo más urgente y sobre eso anteponer lo importante, etc. Hay múltiples estudios, libros, guías y cursos, pero las circunstancias de todos son distintas y lo más difícil de romper es el miedo, pensar en lo que a veces debemos dejar atrás para lograr nuestros objetivos. 

Veintinueve años hice lo que me dicto el deber ser, cumplí a pie juntillas lo que uno sabe que tiene que hacer para encajar en una sociedad que te empuja a vivir en cajas y cánones bien delimitados. Incluso, si te esfuerzas por romper todo aquello, eres y serás calificado como un rebelde, irresponsable, vale madres y hasta cierto punto egoísta. De haber cumplido, no me arrepiento ni un segundo. Ha sido lo adecuado para llegar a este punto y decir: no más, de ahora en adelante haré lo quiero hacer.  (más…)